La prisión es el único lugar en el que el poder puede manifestarse de forma desnuda, en sus dimensiones más excesivas, y justificarse como poder moral.
Michel Foucault
Hace un par de días el gobierno de México que encabeza el priista Enrique Peña Nieto anuncio la detención de José Luis Abarca Velázquez ex alcalde de Iguala y de su esposa María de los Ángeles Pineda Villa, acusados de homicidio y crimen organizado por los hechos de los días 26 y 27 de septiembre en los que murieron seis personas y desaparecieron 43 alumnos normalistas.
La noticia sin duda fue de alto impacto dada la magnitud de los crímenes de los que presuntamente son culpables, pues su captura, de ser culpables de los ilícitos de los cuales se les acusa, contribuirá en gran medida al esclarecimiento de los hechos, la localización con o sin vida de los desparecidos y la aplicación de la Ley sin contemplaciones. Empero ¿la detención del matrimonio Abarca Pineda hasta donde ayuda a Peña Nieto a contener la crisis de seguridad y socio-política por la que atraviesa el país que “gobierna”?
Debo subrayar que se debe hacer justicia por los seis asesinados y los 43 normalistas desaparecidos con todo el peso de la Ley, eso como ser humano lo tengo claro y demando su localización y presentación inmediata. La tragedia y el dolor en cada uno de los hogares de los normalistas desaparecidos, me queda claro también, el mejor de mis deseos y demandas, así como los discursos y declaraciones presidenciales no los alivian ni un ápice. Digan lo que digieren funcionarios del sexenio peñista.
Desde mi particular punto de vista, la detención del matrimonio Abarca Pineda puede ser un gran paso del gobierno de México hacia el esclarecimiento de los hechos violentos de Iguala, sin embargo, aun con las capturas realizadas y las que pueden seguir realizando, aun con el esclarecimiento de los hechos y la aplicación de la Ley, lo que el gobierno de Peña Nieto no podrá justificar jamás es que los aparatos de inteligencia civil y militar, los cuales cuestan varios millones de pesos al pueblo de México, fracasaron en Iguala al igual que en otros muchos casos.
Sin ánimo de intriga. Espero que nuestras autoridades salgan avante en esta crisis de seguridad por la que atraviesa nuestro país, por el bien de todos. Ojalá y no se cumpla la hipótesis de Ismael “El Mayo” Zambada, ese mediático y poderoso capo del narcotráfico que aseguró ante el periodista y escritor Julio Scherer García:
“–Un día decido entregarme al gobierno para que me fusile. Mi caso debe ser ejemplar, un escarmiento para todos. Me fusilan y estalla la euforia. Pero al cabo de los días vamos sabiendo que nada cambió.
–¿Nada, caído el capo?
–El problema del narco envuelve a millones. ¿Cómo dominarlos? En cuanto a los capos, encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí.”
NO se me olvida TLATLAYA, exijo justicia.
Abundaremos…
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