Por Pablo Montaño
Acertadamente el comunicado se titula “Que retiemble en sus centros la tierra”; la alusión al Himno Nacional describe con precisión la sacudida que ha recibido el tablero electoral mexicano para 2018. El EZLN y el Congreso Nacional Indígena (CNI), anunciaron su decisión de contender por la presidencia de la república por la vía independiente con una mujer indígena como su candidata. Más allá de una decisión sin precedentes para un sector que ha roto sus relaciones con el Gobierno Mexicano y sus instituciones, se trata de una oportunidad de posicionar una vez más la lucha y la dignidad de los pueblos de México.
Las críticas y cuestionamientos ya han surgido, sin sorprender, se centran en esta final decisión del EZLN y del CNI, dejan fuera el grueso del comunicado; aquel que en 27 puntos relata la más reciente cuenta de abusos, atropellos y violencia contra las comunidades indígenas. Relatos de una inercia colonial que no se ha detenido, gritos inaudibles de un racismo que nos negamos a escuchar y ver. Consecuentemente, nos enfocamos en lo raro de la publicación; la idea de una mujer indígena contendiendo por la presidencia nos resulta inmensamente más extraña que la de una mujer indígena despojada de su tierra por la construcción de una represa. La candidatura ya nos da lecciones y aun no empieza, todavía no conocemos su nombre y ya evidenció los miedos racistas y misóginos que no se han superado, y con eso, ya han ganado.
Se equivocan aquellos que ven el zapatismo como un proyecto agotado, que piensan que la Dignidad rebelde carente de cauces y de ideas ahora opta por la vía electoral por anemia de atención y protagonismo. Conocer su estructura de gobierno equilibrada entre mujeres y hombres y los resultados de su democracia ejercida desde las comunidades, es razón suficiente para celebrar que esa voz se haga escuchar en nuevos espacios y dimensiones. El caracol zapatista que se había centrado todos estos años en fortalecer sus comunidades ha decidido continuar su espiral hacia afuera.
Adelantar la promesa de mi voto para la compañera sería una falta de respeto. Su apuesta es seria y como tal esperaré a escuchar su voz y el proyecto que compartirá. Lo que sí puedo adelantar es mi ansiosa emoción de ver el tedio del discurso árido y hueco resquebrajarse ante el fuego y la palabra.
@pabloricardo2
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