Nadie se cree culpado si es él su mismo juez.
Séneca
En lo personal desconozco si la solución y esclarecimiento del homicidio masivo y desapariciones en Iguala pasan por la renuncia del gobernador de Guerrero, Ángel Heladio Aguirre Rivero, sin embargo, no me queda duda que su salida del Poder Ejecutivo contribuiría en gran medida al desarrollo transparente y fluido de las investigaciones.
Su persona en la investidura que hoy detenta no le da certidumbre a la sociedad y menos credibilidad a cualquier resultado de las indagatorias.
Empero, tengo otra inquietud. ¿Qué tan riesgoso es hoy para los varones del poder en México, asumir el triste papel de perdona vidas, y salir a pedir la cabeza del de enfrente sin revisar primero su propia circunstancia?.
Sé y comprendo que en países desarrollados con un sistema político democrático consolidado, un gobernante en la situación de Ángel Aguirre Rivero, ya hubiera renunciado como mínimo, pero también me queda claro, que hoy en día no sólo Aguirre Rivero estaría caminando en esa cuerda floja.
Para darnos cuenta de la magnitud del tema que está en cuestión, sólo revisemos en cuántas entidades del país se observa debilitamiento de las instituciones gubernamentales y un vacío de poder alarmante, por un lado y por el otro, abusos y excesos de los mandatarios que no se consideran servidores públicos, sino auténticos virreyes, únicos dueños de lo que en realidad es de todos.
Para muestra, algunos pincelazos del grotesco mural: Veracruz y sus periodistas asesinados en completa impunidad; Tamaulipas territorio narco; Oaxaca y su gobernador sumiso a la voluntad del cartel Sección 22 de la CNTE; Puebla y el niño asesinado por la policía; Coahuila y su creciente deuda pública; Quintana Roo y su dictador de pacotilla. Estos ejemplos simples del cochinero al que todos los actores políticos de todos los partidos han dejado crecer.
Por qué no mejor se dejan de discursos demagógicos, de ajustes de cuentas políticas infructíferas para el pueblo de México y se ponen realmente a trabajar en busca de verdaderas estrategias para enfrentar las adversidades por la que atraviesa el país. La responsabilidad es de todos, no lo olviden. Analicen por un momento perdonavidas del Congreso de la unión y funcionarios del Gobierno de la Republica: ¿Cuántas cabezas tendrían que rodar si se comienzan a desollar instituciones que muestran debilidad?
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