Le llevó casi 10 años y gasto cerca de 80 mil dólares
A veces viajaba seis meses enteros sin maletas
A sus cortos 28 años, Henrik Jeppesen ya estuvo en cada país del mundo. Completar su aventura le llevó cerca de 10 años y casi 900 vuelos con lo que visitó los 193 países. Su último destino fue Eritrea en abril pasado, tres días antes de su cumpleaños número 28.
En 2006, a sus 17 años y con un permiso de sus padres, realizó su primer viaje a Egipto.
“Tiene buena infraestructura turística”, dijo cuando explicó sus razones de haber escogido dicho destino.
Posteriormente, viajó al sureste asiático donde exploró la región por un tiempo.
En un inicio, Jeppesen se fijo como meta conocer 50 países. Después, ese objetivo creció a 100 países para “no ir a los que eran calificados como peligrosos”.
Hasta que notó que existen muchos prejuicios e ideas erróneas sobre ciertos países por lo que decidió conocer todos y cada uno de ellos.
“Viajar te abre los ojos a diferentes culturas y te hace ser más abierto a la diversidad. Diría que Irán tiene una imagen negativa por las acciones de su gobierno, pero tienen la gente más amigable del mundo”, expresó el joven.
Jeppesen hizo varios contactos durante sus recorridos y casi siempre viajó solo. “Es difícil convencer a alguien de que visite los destinos menos turísticos”, aseguró.
En un inicio su financiamiento provenía de sus ahorros. Hizo couchsurfing, autostop (algo que asegura no es práctico ni seguro en todos los países) y compró la comida en supermercados en vez de asistir a restaurantes.
En total, Jeppesen viajó casi 3 mil días y gastó cerca de 80 mil dólares , lo que en promedio significan unos 25 dólares diarios. Sin embargo, confesó que algunos días no gastaba nada, mientras que en otros pagaba 100 dólares por una visa.
También se volvió experto en viajar ligero y aprendió a lavar la ropa en la tina o el lavamanos. Incluso llegó a viajar durante seis meses sin maletas. Sólo poseía su iPhone y el cargador, el pasaporte, una tarjeta de crédito, audífonos y un par de calzoncillos.
“Eran cosas que podía guardar en mi bolsillo”, explicó. Y agregó que sólo cuando lo necesitó, compró ropa nueva.
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