Ciudad de México, 10 de octubre (SinEmbargo).– La falta de información detallada y exhaustiva sobre el proceso de fracturación hidráulica –también conocido como fracking– y las políticas públicas tendientes a favorecer proyectos de extracción de gas y petróleo mediante dicho mecanismo delinean el panorama de la industria extractiva en América Latina, una región en donde ya comienzan a vislumbrarse iniciativas para desarrollar la técnica del fracking en los próximos años, advirtieron especialistas de Argentina, Bolivia, Colombia y México.
En el caso de México, la Reforma Energética aprobada este año fue una medida prevista para permitir el desarrollo del fracking en el país y favorecer la extracción de hidrocarburos no convencionales, coincidieron Julián Ramírez, de la Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental, y Nathalie Seguin, quien dirige el capítulo México de la Freshwater Action Network (Fanmex).
“La recién aprobada Reforma Energética en buena medida estuvo hecha para permitir esta nueva técnica en el país, así como las demás modificaciones en leyes secundarias que dejan en total vulnerabilidad a los pueblos en nuestro país, a las comunidades para ser víctimas de esta depredación de su subsuelo”, expresó Ramírez, durante su intervención en la conferencia que la Alianza Mexicana contra el Fracking y la Fundación Heinrich Böll ofrecieron en el marco del Día Mundial contra el Fracking o “Global Frackdown”, que tendrá lugar este 11 de octubre.
La iniciativa civil se opone a la práctica del fracking, que consiste en la extracción de gas y petróleo de rocas lutitas mediante su fractura, por los daños ambientales, impactos a la salud y violaciones a los derechos humanos que supone, como señaló Seguin.
La fractura de las lutitas, en cuyos poros se encuentra atrapado el petróleo y el gas, implica la inyección en el subsuelo de una mezcla de agua, arena y productos químicos a presiones tales que permitan su ruptura.
La Alianza Mexicana contra el Fracking ha señalado los impactos ambientales y a la salud que acarrea el uso de esta técnica, como el uso intensivo y la contaminación del agua; los daños a la salud humana causados por los químicos empleados; el impacto negativo sobre el cambio climático; y la generación de sismos.
Pero las advertencias sobre las implicaciones de esta técnica y sobre los proyectos que ya empiezan a desarrollarse no son exclusivos de México.
Para seguir leyendo, aquí: Sinembargo.mx
Sé parte de la conversación