Jeff Julmis aparentaba mucha confianza antes de la primera semifinal de los 110 metros vallas, pero acabó por los suelos antes de empezar.
En el día menos pensado puede pasar de todo en este deporte
Fue el octavo lugar en las series de 110 metros vallas en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, lo cual significa que había llegado la hora de Jeffrey Julmis. O eso creía él. Clasificado para las semifinales de salto de valla en Río 2016, consideraba que había llegado su momento de gloria en tierras brasileñas.
Justo como lo demostraba ante la cámara momentos antes de empezar su semifinal, señalándose la muñeca como si llevase un reloj,alzando los brazos al cielo y mostrándose demasiado confiado. Estaba convencido de que esa carrera iba a ser la suya. Sin embargo, no fue así.
Al momento de darse el pistoletazo de salida, Julmis tropezó con la primera valla en liza y terminó por los suelos junto a la misma. Pero a pesar de todo,no se rindió. Se levantó y, aunque en última posición, terminó su semifinal (la cual ganó Orlando Ortega) como pudo. Él pensó que, a pesar su tropiezo, acabaría su participación en los Juegos “con orgullo”, como reconoció tras la prueba a NewsCorp.
El atleta haitiano, de 29 años, portaba una sonrisa a pesar de su incidente. “El momento en el que me caí fue como “¡Aaaah, ¿por qué aquí?!”, pero me levanté y me dije que tenía que terminar la carrera. No tenía sentido irme como un perdedor dolorido y salir de la pista. Por eso, me levanté y terminé la carrera como un hombre”, declaró Julmis.
Obtuvo la inspiración de diferentes deportistas olímpicos aplaudidos y reconocidos por su fuerza de superación a pesar de las dificultades, como Derek Redmond en Barcelona 1992 concluyó los 400 metros lesionado y con ayuda de su padre o el nadador Eric Moussambani en los 100 libres de Sydney 2000.
El atleta dijo afligido: “Mi pierna adelantada cayó y yo con ella, encima de la misma. En el día menos pensado, puede pasar de todo en este deporte”. Sin embargo, terminó compensando todo con el apoyo de los aficionados presentes en el Estadio Olímpico.
“La mejor parte fue cuando la grada me animó. Sentí el espíritu que había visto en los vídeos (de otros atletas superados por las circunstancias, como él). Fue agridulce, una píldora difícil de tragar, pero los aficionados me ayudaron a terminar la carrera”, contó el haitiano.
El vallista acabo sintiéndose el “rompecorazones” de las vallas justo antes de que empezase la prueba gracias al apoyo de la afición. El apoyo del público fue un gran apoyo y motivante para que Julmis tenga claro que su momento de gloria aún puede llegar en los próximos Juegos. “Estaré en Tokio 2020. Definitivamente. No pueden detenerme”, sentenció. Vamos a ver si su reloj imaginario sí marca un buen tiempo desde el comienzo en Japón dentro de cuatro años.
Jeffrey Julmis un gran campeón… pic.twitter.com/O4Jb0cr3IN
— Daniel (@Danielxponk) August 17, 2016
Fuente: El Español
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