Se ve que hay muchos tipos de faunas nocivas, entre ellas, la política. A pesar de que hay evidencia del uso de un arma cortante en su cuello, la CNDH asegura que no fue desollado y la piel de su cráneo y rostro fue devorada por “fauna nociva”.
Este día, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) descartó cualquier posibilidad de que el desprendimiento de piel del cráneo y cara de Julio César Mondragón Fontes, estudiante normalista de Ayotzinapa, asesinado en los hechos de Iguala, se haya hecho de manera intencional por algún humano.
La dependencia aseguró que la víctima quedó sin piel en esa zona del cuerpo a causa de “fauna depredadora” durante las horas en que su cadáver estuvo expuesto, es decir, entre las 00:45 y 02:45 horas de 27 de septiembre de 2014.
Asimismo, señaló que su muerte fue causada por traumatismo craneoencefálico.
El estudiante normalista “fue víctima de tortura física, golpeado brutalmente con saña y crueldad por la acción conjunta y complicidad de miembros de la delincuencia organizada y servidores públicos del municipio de Iguala”, reconoce el informe.
Sin embargo, la versión no concuerda con la del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que refutó las conclusiones presentadas sobre su muerte.
A través de un comunicado, los peritos argentinos explicaron que ellos entregaron su dictamen pericial a la familia de Mondragón Fontes el pasado 30 de junio, donde reconocen que, si bien existen pruebas de que el cuerpo fue atacado por fauna nociva y carroñera, también hay indicios de que en la zona del cuello se utilizó un arma cortante para provocarle una herida.
A pesar de esto, no existen condiciones técnicas para poder concluir de forma definitiva si fue desollado o no como apuntaban las primeras versiones sobre su muerte.
Fuente: La Jornada y Aristegui Noticias
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