“Los purasangre son más propensos a sufrir trastornos como cataratas, hipotiroidismo y cardiomiopatía dilatada”
Uno de los métodos de selección genética para obtener la raza pura tiene el nombre de cruzamiento endogámico o endocría.
La mayoría de las personas que adoptan un perro prefieren un perro de raza pura o con pedigrí, lo que lleva a grandes sumas de dinero a la hora de adquirirlos, dejando de lado a todos aquellos que podrían adoptar de manera gratuita en un perrera.
Desde hace varios siglos, el ser humano comenzó a cruzar a los perros según sus necesidades o caprichos; querían unos muy buenos cazando, otros eran necesarios para el pastoreo o simplemente porque deseaban tener un perro con tal estructura corporal, pero con otro tipo de pelaje.
Hoy en día para mantener “la raza pura” o seguir “mejorando las razas”, los criaderos de perros han puesto en práctica la selección genética, lo cual a primera vista puede parecer como algo inofensivo o hasta positivo; buscar canes con el pelaje deseado, las proporciones “ideales” o con un comportamiento perfecto para tenerlo en la casa.
Sin embargo, hay otras consecuencias que pueden significar un impacto negativo en la calidad de vida de la mascota y hasta su muerte.
Uno de los métodos de selección genética para obtener la raza pura tiene el nombre de cruzamiento endogámico o endocría, el cual consiste en cruzar a perros con lazos sanguíneos directos, podríamos decir que los emparejan con sus parientes. Las consecuencias de esto no son menores.
Según el Doctor Thomas Famula, profesor de ciencia animal de la Universidad de California, “los purasangre son más propensos a sufrir trastornos como cataratas, hipotiroidismo y cardiomiopatía dilatada”
El sitio Dog Behavior Science realizó una comparación fotográficaentre las razas de perros que hoy conocemos y cómo se veían hace casi 100 años atrás, señalando además, cómo la recruza ha afectado la salud de estos animales. El resultado es impactante:
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