Morelia, Michoacán.- El Congreso del Estado de Michoacán da un golpe bajo a los activistas defensores de los derechos de los animales. En una rebatinga entre los ciudadanos y los legisladores, la mañana de este jueves fue presentado, discutido y aprobado el dictamen mediante el que se declaró a la charrería y las corridas de toros como Patrimonio Cultural Inmaterial de Michoacán.
“Fue un madruguete, un albazo”, calificaron las activistas que no sabían del dictamen, pues incluso hasta algunos legisladores lo desconocían; aprobado al vapor porque ni siquiera se cumplió con el reglamento de presentar el dictamen 12 horas antes a las comisiones para su análisis, como se establece.
Incluso, se puso entre los primeros puntos de la primera orden del día para no dar oportunidad a los activistas que a todas luces lo desaprobarían; la propuesta la impulsó el diputado del PRI Salvador Galván, quien incluso llevó charros al recinto legislativo, pero dio órdenes expresas de que no se permitirá la entrada a los animalistas.
A pesar de todo lo dispuesto, las organizaciones sociales confrontaron a los elementos de seguridad que estaban apostados en la entrada del Congreso, y tras varios minutos jalones y golpes lograron pasar la primera barrera.
En un primer intento de buscar tomar la tribuna, fueron golpeados y empujados, pero finalmente a pesar de la brutalidad lograron subir al estrado y expresar su desaprobación respecto a la iniciativa.
De nada sirvió porque el diputado Alfonzo Martínez, presidente de la Mesa Directiva del Congreso, ignoró por completo a los manifestantes, para después, de manera ilegal aprobar un decreto al vapor, y que implica hacer cultura, por decreto, actos que aumentan la violencia en un estado altamente violentado.
A pesar de que la activista Talía Coria estaba frente a la tribuna manifestando que tomaran en cuenta a la ciudadanía, la hipocresía Alfonzo Martínez pudo más, aún con las lonas y pancartas tapándole la vista para dirigirse al resto de los diputados, siguió adelante con la sesión sin inmutarse por los gritos y los llantos de las activistas.
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