Como cada inicio de septiembre dentro de nuestra inexistente democracia, el Presidente de la República presentó a los mexicanos el tradicional Informe de Gobierno, un elaborado resumen de actividades y supuestos resultados del Gobierno Federal durante el año transcurrido.
En un inicio, el evento tenía como fin, informar a los mexicanos acerca del estado de la Nación pero durante la primera etapa de la dictadura priista, el acto se tornó extremadamente narcisista, dejando poco beneficio para el pueblo, que a su vez, sigue renegando porque el acto altera la programación televisiva.
En un discurso tan hueco como su mente, el martes pasado, Enrique rezó su segundo Informe desde un imponente Palacio Nacional que presumía en su exterior, la plancha del Zócalo abarrotada por coches de los “refinados” invitados al evento. Palabras más, palabras menos, la realidad es que la lambisconería política de México, tiene de pie a un Presidente, que no puede sostenerse por sí mismo.
POR: Manuel Tenedor
@ManuelTenedor
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