Las economías del capitalismo avanzado no logran salir del atascadero en que cayeron a partir de la crisis financiera y económica de 2008-2009. Los gobiernos de esos países, sometidos al poder de la plutocracia que controla los monopolios financieros, industriales, comerciales y demás sectores, muestran una total incapacidad y confirman, con la terquedad con que aplican las políticas de austeridad, como es tan claro en la Unión Europea y otros países, el fin del sistema político que caracterizó la “civilización industrial”.
En Estados Unidos, después de un frenazo en el primer trimestre, cuando el producto interno bruto (PIB) tuvo una contracción real de 2.1 por ciento (en términos anuales), la Oficina de Análisis Económico (BEA, por su sigla en inglés) reporta un primer estimado del PIB en el segundo trimestre con una tasa anual de crecimiento de 4 por ciento. Este estimado no es creíble y será probablemente revisado a la baja, según Shadow Government Statistics, portal en internet especializado en revelar la falsificación de las estadísticas oficiales.
Aunque los analistas al servicio de Wall Street dicen que esperan que en Estados Unidos el crecimiento del PIB se mantenga por encima del 3 por ciento en los próximos trimestres, con cierto realismo el vicepresidente de la Reserva Federal, Stanley Fischer, advirtió que el empeoramiento de la situación mundial afectó en el pasado las exportaciones y los ingresos de las empresas, deprimió los valores bursátiles e incidió en la toma de decisiones financieras de los negocios y las familias, y que “año tras año hemos tenido que explicar a partir de mediados del año por qué la tasa de crecimiento global fue más baja que la prevista apenas 2 trimestres pasados”.
En cuanto a la economía de Japón, que desde la década de 1990 sufre un crecimiento bajo, después de un primer trimestre positivo por las ventas domésticas –que subieron en anticipación del aumento de 10 por ciento en el impuesto al consumo (tasa al valor agregado)–, todo indica que en los próximos trimestres volverá a la tendencia de un crecimiento bajo (1.6 por ciento, según el FMI), o un crecimiento prácticamente nulo si la situación mundial se ensombrece un poco más.
En el plano europeo uno puede repetir casi lo mismo que hace 2 o 3 años: las políticas de austeridad y el desempleo masivo están minando las economías reales. Los países de la Zona Euro tuvieron un crecimiento nulo (0 por ciento) en el segundo trimestre, lo que significa que algunos sufrieron contracciones, entre ellos Italia, Francia y Alemania, y que el resto están estancados o con muy bajo crecimiento.
Todo esto en el contexto de las sanciones económicas, comerciales y financieras contra Rusia, tomadas por Estados Unidos, la Unión Europea y otros aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), para agravar las tensiones en torno al dramático caso de la bombardeada población rusoparlante en el Este de Ucrania, y la decisión de Moscú de aplicar la reciprocidad en definidos sectores del comercio agroindustrial e inversiones, que afectarán con particular intensidad a un número importante de países de la Unión Europea.
Por el momento nada permite pensar en una baja de las tensiones, al menos si se ve que en momentos en que Finlandia trata de convertirse en interlocutor para encaminar negociaciones que reduzcan las tensiones, un diario “respetable” como el británico The Guardian, se prestó a una nueva provocación con la fabricación de una grotesca mentira, como fue el caso del “convoy militar ruso que penetró en Ucrania”, lo que le dio la oportunidad alrey del chocolate que preside el régimen golpista ucraniano, Petró Poroshenko, para caer nuevamente en ridículo al afirmar que su Ejército había aniquilado esa columna “invasora”.
Triste de ver que ningún “medio respetable” del mundo occidental se preguntó, antes de publicar tamaña fabricación, cómo era posible que, si esa columna militar iba a invadir Ucrania, una operación sin duda de carácter secreto, los militares rusos permitieron que autos con periodistas la fotografiaran y la siguieran hasta la frontera, o por qué la OTAN, con sus satélites espías que controlan cada milímetro de esa zona, no lanzó una acusación inmediata con pruebas al apoyo.
Quien con perros se echa, con pulgas se levanta
La burda fabricación del golpe de Estado en Ucrania a partir de una coalición entre oligarcas mafiosos, neonazis, ultranacionalistas y despistados no podía dar otro resultado que la criminal política de bombardear a la población civil que no apoyó el golpe ni las pantomimas cotidianas Arseniy Yatsenyuk Petrovych, el Yats, que la subsecretaria de Estado estadunidense, Victoria Nuland, impuso como primer ministro, de los ministros y funcionarios que responden a una u otra fracción de esta siniestra coalición, y que con sus amenazas han convertido al parlamento en la caja de resonancia de las contradicciones entre las mafias que se reparten y disputan el poder.
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