El gobierno de Enrique Peña Nieto, el PRI, el PAN y sus aliados privados, nacionales y extranjeros, han lanzado una campaña para convencer a los mexicanos de las bondades de aprobar la Reforma Energética. Sin embargo, no hablan sobre el tráfico de influencias y la corrupción en Pemex.
Las empresas petroleras extranjeras que pretenden apoderarse del petróleo y el gas de México, tienen buenos aliados en nuestro país.
Además de Peña Nieto y su gabinete, hay exfuncionarios públicos, antiguos directores de Pemex, titulares de Hacienda y de Energía de los gobiernos de Salinas, Zedillo, Fox y Calderón, que trabajan para las trasnacionales y bancos de inversión en negocios del sector energético.
Las empresas petroleras extranjeras en las que trabajan exfuncionarios mexicanos del PRI y del PAN, están metidas hasta la médula en las labores de Pemex y de CFE.
Los nombres de exdirectores de Pemex y exsecretarios de Energía como Jesús Reyes Heroles y Luis Ramírez Corzo, Georgina Kessel, Juan José Suárez Coppel, así como de Pedro Aspe Armella, aparecen en informes del mercado energético como “nuevos agentes financieros” y “jugadores clave” en la “apertura” del sector a la inversión extranjera.
Se trata de cabilderos, socios de empresas, empleados de trasnacionales y traficantes de influencias que logran contratos y licitaciones a modo para que se los otorguen a las empresas extranjeras para las que trabajan.
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