MÉXICO, D.F. (Proceso).- El pasado enero, cuando el presidente Enrique Peña Nieto nombró a Alfredo Castillo comisionado para la Seguridad y Desarrollo Integral de Michoacán, el objetivo era pacificar el estado y dar mejores condiciones de vida y seguridad a la población. Pero tras su llegada la violencia y el crimen crecieron a niveles nunca antes vistos.
Actualmente en esa entidad se vive la mayor crisis de inseguridad de la última década en el marco de una política pública de justicia selectiva.
De acuerdo con un análisis realizado por Proceso tomando como base las “cifras de incidencia delictiva” del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), de enero a junio de 2014 se dispararon las cifras de homicidios, secuestros, extorsiones y robos de vehículos, comparadas con las de iguales periodos de años anteriores, incluyendo 2011, el más violento del sexenio de Felipe Calderón.
En los últimos meses el gobierno federal ha anunciado como un éxito la muerte o captura de los principales líderes de Los Caballeros Templarios, como Nazario Moreno, El Chayo; Enrique Plancarte Solís, Dionisio Loya Placarte, Samer José Servín, y los hijos de Servando Gómez Martínez, La Tuta: Huber Gómez Patiño y Luis Alfredo Aguilera Esquivel.
También, el 27 de junio, se anunció la detención de José Manuel Mireles, uno de los fundadores del movimiento de autodefensas, acusado de delincuencia organizada y delitos contra la salud en la modalidad de posesión.
Pero mientras en Michoacán se aplica todo el peso de la ley contra unos, el Estado de derecho es laxo para otros. Según expedientes judiciales a los que este semanario tuvo acceso, en los últimos dos meses decenas de integrantes de autodefensas con cargos similares a los que se le imputan a Mireles han salido de las prisiones de Michoacán y Veracruz por instrucciones del “virrey” Castillo –como se le apoda insistentemente en círculos políticos y sociales–, incluyendo miembros del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) detenidos en marzo del año pasado por militares.
A lo anterior se suma el hecho de que Rodrigo Vallejo, hijo del exgobernador Fausto Vallejo, ha aparecido en videos celebrando reuniones y tomando cerveza con La Tuta, sin que hasta el momento las autoridades hayan actuado de manera decidida al respecto.
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