Ahora se ha convertido en una de las líderes sindicalistas defensoras de trabajadoras sexuales en Uruguay
Karina Núñez es la cuarta generación de una familia de trabajadoras sexuales en Uruguay que después de romper con esta tradición, se convirtió en una de las líderes sindicalistas más prominentes del gremio y con ello pudo conseguir que su hija estudiara la universidad.
La mujer, que recuerda su infancia como una etapa llena de penurias, incertidumbre y pobreza, ahora se dedica a defender los derechos de las mujeres y de las trabajadoras sexuales y lucha contra la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes.
“Cuando naces en el entorno de la prostitución, salir de allí es muy difícil… El haber sido explotada sexualmente lo viví durante muchísimo tiempo como algo heroico. Muchos años después, con mucho dolor, pude entender que no tiene nada de heroico”, declaró en entrevista para la BBC.
“Siempre pensé que una se tenía que valer por una sola y, bueno, si te pasaba algo, era porque habías hecho algo mal y te lo tenías que aguantar…No percibía que las cosas que me pasaban eran producto de toda esa vulnerabilidad que venía acarreando ya en la cuarta generación de una familia de trabajadoras sexuales. Ahora lo veo como un suceso trágico de mi vida y un detonante para el fortalecimiento que tengo…”, agregó.
Una vez que Karina comprendió que no quería que su hija siguiera el mismo que camino que ella, el de su abuela y bisabuela, luchó para que todo fuera diferente.
En 1999, tras denunciar una red de trata que se llevó a dos niñas a Italia, Núñez fue golpeada por nueve proxenetas de la red, razón por la que estuvo internada durante 11 días en la Unidad de Cuidados Intensivos y tuvieron que pasar más de tres meses para que volviera a caminar.
Tras su recuperación denunció nuevamente los hechos y esperó siete años para que le hicieran caso y pudieran procesar a la guardia que la había vendido a la red.
Aunque actualmente en Uruguay la prostitución es una actividad regulada desde 2002 y es una de las naciones de América Latina con las leyes más liberales al respecto, en muchos países de la región todavía existen vacíos legales sobre el trabajo sexual y en otros es completamente ilegal.
Karina asegura que los estigmas en contra de esta actividad tienen mucho que ver con preceptos de moral “que venimos acarreando, desde la Biblia y desde el Nuevo Testamento… Hay una división moral entre la mujer santa y la mujer puta”.
Después de muchos años de lucha, Karina se considera una “feminista popular” y admite que le costó mucho llegar a identificarse como tal.
Cómo fue que su hija “rompió las cadenas” de la prostitución
“Mi hija es la primera de cuatro generaciones de prostitutas que llega a la universidad y el orgullo no me cabe en el pecho”, dice Karina.
Siendo una “trabajadora sexual pobre”, Núñez cuenta que en realidad el hecho de que su hija lograra llegar a la universidad no fue algo que ella decidió.
“En realidad, fui acompañada por otras mujeres que, amorosamente, me mostraron otra perspectiva. Me ayudaron a ver que sí podía hacer que mis hijas decidieran o no ser trabajadoras sexuales y no naturalizarlas desde chicas en el ejercicio del trabajo sexual”, detalló.
“Mi forma de cuidar a mis hijas era teniéndolas conmigo en la hostería, las cuidaba yo misma. Las vigilaba, sabía con quién tenían vínculos, quién las visitaba, etc…Si las dejaba al cuidado de alguien más, iba a pasar lo mismo que pasó conmigo. Mi madre pagaba para que me cuidaran, pero cuando se iba era otro mundo”, recordó.
Actualmente, Karina trabaja en un nuevo libro llamado “Manual de una buena puta”, en él comparte una serie de relatos de experiencias propias, cuya publicación está prevista para el año próximo y con el que pretende continuar su lucha.
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