Deberían estar preparándose para asistir a la secundaria. Sin embargo, en realidad se preparan para su boda, en la mayoría de los casos con hombres que les triplican la edad.
Los matrimonios entre menores y adultos en países como el Líbano y Yemen son de lo más “normales”. Además, en Occidente cada vez se vuelven más comunes, a raíz de la profunda crisis migratoria que enfrenta Europa y Asia. Muchos refugiados sirios ofrecen a sus hijas pequeñas en matrimonio para brindarles una mejor calidad de vida y proveerles seguridad.
De acuerdo aun estudio realizado por Unicef, en los países en desarrollo más de 60 millones de mujeres de entre 20 y 24 años contrajeron matrimonio o vivían en pareja antes de haber cumplido 18 años, y más 31 millones de ellas viven en Asia meridional. En países como Bangladesh, Chad, Guinea, Malí, Níger y la República Centroafricana, más del 60% de la mujeres contrajeron matrimonio o vivían en pareja desde la adolescencia.
Sin embargo, aunque el matrimonio infantil registra una mayor prevalencia en Asia meridional y África subsahariana, donde más de un tercio de las mujeres se casan tempranamente, tampoco es una realidad lejana a nuestro continente, en el que hasta 3 de cada 10 contrayentes son menores de edad. En México, según registros oficiales, en el 15% de los matrimonios celebrados en 2011 participaron niñas de entre 12 y 18 años.
Para dimensionar este problema, la ONG KAFA realizó un experimento social en Líbano. Un hombre de 60 años vestido de traje fingió tener una sesión de fotos con a una niña de 12 con vestido de novia, presumiendo que era el día de su boda. “¿Es tuya?”, le preguntaban los transeúntes al novio, a lo que él respondía que sí. Ante estos, algunos reaccionaron con enfado: “¡Solo tiene 12 años!”. Sin embargo, la gran mayoría de los comentarios que recibió fueron felicitaciones y signos de aprobación.
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Lo que para la mayoría de países se considera pederastia y constituye un delito atroz que es castigado con una dura pena, para para estos estados es un suceso permitido por la ley. En Yamen, por ejemplo, en febrero de 2009 se aprobó una ley que establecía en 17 años la edad mínima de las jóvenes para contraer matrimonio, pero fue revocada porque los diputados conservadores consideraron que violaba la ley islámica. Se rumorea que la sharia se escuda en la creencia de que Mahoma se casó con Aisha, una niña que tenía tan sólo seis años.
No sólo se trata de un asunto de religión. Son numerosos los factores que contribuyen a que las niñas se casen pronto: pobreza, analfabetismo y una cultura que da prioridad al matrimonio sobre la educación y su desarrollo como miembros productivos de la sociedad.
Además, en muchas sociedades se otorga una importancia extraordinaria a la sexualidad de las mujeres, hay un gran temor a que éstas mantengan relaciones sexuales antes del matrimonio y echen así a perder su reputación y la de su familia. Muchos padres afirman que es mejor casar a sus hijas muy jóvenes antes que ver dañado su honor. Incluso las niñas dan al matrimonio una enorme importancia.
Los defensores del matrimonio de menores se justifican con frecuencia: las niñas consienten. Pero, en realidad, lo que pasa es que ellas no conocen sus derechos y a menudo son obligadas.
Los matrimonios forzados constituyen una violación de los Derechos Humanos, pues esta práctica no respeta el principio básico de lo que constituye el matrimonio (una unión marital de libre consentimiento entre dos individuos) e impide la libertad física de la persona, así como su capacidad de decidir su futuro por sí misma.
Además, el matrimonio infantil acarrea numerosos problemas: lesiones, delgadez, traumas psicológicos y mortalidad. También aumenta la vulnerabilidad de una niña frente al abuso doméstico. Además, la mayoría de las menores se ven obligadas a abandonar el colegio, con las consecuencias dramáticas que eso supone para el desarrollo de un país.
Lo más alarmante de esta práctica histórica en varios países musulmanes es que no sólo trunca sueños, también ha dejado cientos de niñas muertas tras un abuso sexual consentido a través de un absurdo casamiento autorizado por los padres de las menores y el gobierno de tales lugares que permiten dicho acto.
Eso fue lo que le pasó a Rawan, una niña de 8 años que fue obligada por sus padres a casarse con un hombre de 40, el cuál en la noche de bodas la agredió sexualmente hasta causarle desgarro de sus genitales y ruptura uterina, provocándole la muerte.
El fallecimiento de Rawan fue registrado por diferentes medios de comunicación como un acto que nunca debió pasar. El diario Kuwaití Al Watan, precisa por ejemplo: “la muerte de Rawan, una niña de 8 años de Hardh (Yemen), se podía haber evitado. Podían haberla impedido sus padres, no casándola con un hombre que tenía cinco veces su edad (40 años); también su nuevo marido, esperando el tiempo que hiciese falta antes de forzarla a mantener relaciones sexuales; e incluso las autoridades del país, prohibiendo expresamente los matrimonios entre niños y adultos.
Algunos blogueros, citados por Yahoo, España, como Angry Man publicaron: “el marido es un animal que merece ser castigado duramente por su crimen; y otros como ‘Sad’ precisaron: “El novio y la familia de la menor deben ser arrestados”.
Sin embargo, nadie hizo nada y el caso de Rawa quedó enterrado entre otros cientos similares que permanecen en la impunidad. Según el diario El País, cada cuatro niñas son obligadas a casarse antes de los 15 años en Yemen. En Líbano, la estadística es de una de cada 100, de acuerdo a Unicef.
Las historias se suceden. En julio de 2013, la menor Nada al-Ahdal, de 11 años, se fugó de su casa y denunció a su familia de quererla casar forzosamente por dinero. En 2009 una niña de 12 años, que había sido obligada a casarse con un hombre que le doblaba la edad, murió luego de tres días de trabajo de parto y en el 2010, otra adolescente de 13 años falleció desangrada, tras ser violada por su marido, en un acto de demostración de su hombría.
También existen casos como el de Nejoud al Ahdal, una niña yemení de 12 años, quien tras ser violada y golpeada durante meses por su marido de 28 años consiguió escapar y denunciarlo ante un tribunal. Gracias a la buena voluntad de una jueza, Nejoud obtuvo el divorcio y logró liberarse antes de que fuera demasiado tarde. Sin embargo, historias como las de ella son las menos comunes.
Los nombres y experiencias de muchas de estas menores han traspasado las fronteras de sus países gracias a las redes sociales y el trabajo de periodistas y organizaciones de derechos humanos. Las reacciones han sido de gran indignación; sin embargo, en la práctica poco se ha conseguido para defenderlas.
De acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), de continuar las tendencias actuales, más de 14 millones de niñas y adolescentes se casarán anualmente antes de cumplir 18 años.
Experimento Social: ACOSO SEXUAL EN CDMX
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