La revista británica hizo un análisis sobre la rifa del avión presidencial
Refirió que al Gobierno federal le costará trabajo cubrir los costos del sorteo, porque las matemáticas no cuadran
La revista The Economist hizo un análisis sobre la rifa del avión presidencial y señala que ésta es casi imposible de realizar por factores como que el mercado es pequeño y vender una aeronave de este tipo requiere varios años, además “las matemáticas no cuadran”.
“Lo vendedores rara vez recuperan los costos de instalación porque los nuevos propietarios tienen sus propias ideas sobre esquemas de color y asientos cómodos (…) el mantenimiento descuidado y recesión causadas por la pandemia han reducido el valor del avión a 72 millones de dólares, dijeron fuentes internas a Expansión”, menciona la publicación inglesa.
También señala que la venta del Boeing 787-8 Dreamliner fue una de las principales promesas de campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador y algunas de las acciones tomadas por el mandatario de viajar en vuelos comerciales.
“Ahora el ejemplo ‘faraónico’ del ‘derroche y la opulencia’ se ha vuelto ‘elegante’ y el ‘orgullo de una nación’, en palabras del folleto de marketing escrito para tentar a un comprador con gustos más llamativos que el Presidente mexicano y 130 millones de dólares para gastar”.
“El letrero no funcionó. Durante 21 meses, el avión, bautizado como José María Morelos y Pavón (en honor a un héroe de la Independencia mexicana), ha estado sin vender en un hangar en California. Un símbolo de excesos pasados se ha convertido en un signo de ineptitud actual”, agregó The Economist.
La revista recordó que en enero, el Ejecutivo federal sugirió rifar el avión, y el ganador obtendría dinero para pagar uno o dos años de mantenimiento, sin embargo un mes después, pensó en la mejor idea, rifarlo.
El premio es de 2 mil millones de pesos en efectivo que se repartirá entre 100 ganadores. El dinero total del premio no es mucho menor que el valor original del avión, unos 2 mil 500 millones de pesos de las ganancias se destinarán a equipos para hospitales que enfrentan la pandemia del coronavirus.
“La Lotería Nacional, que está muy endeudada y perdió dinero en siete de los últimos diez años, está administrando la rifa. El sorteo es el 15 de septiembre”, enfatizó.
Explicó que las matemáticas no cuadran, pues los seis millones de boletos, que aún llevan la imagen del avión, tienen un precio de 500 pesos cada uno, más de cuatro veces el salario mínimo diario. Si se agotan, solo quedarán 500 millones de pesos para los hospitales una vez que se pague el dinero del premio, los costos administrativos y el recorte de los vendedores de boletos. Para asegurarse de que el plan recaude dinero suficiente para mantener la promesa del mandatario a los hospitales, el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, acordó contribuir con 2 mil millones de pesos para pagar los premios.
El pasado 8 de septiembre, Andrés Manuel dijo que ya se habían vendido dos tercios de los ‘cachitos’, y mencionó que varios empresarios ricos comprarían boletos ´voluntariamente´, los cuales se distribuirían entre los empleados.
Aunado a ello, el instituto aportará 500 millones de pesos adicionales para donar un millón de boletos a hospitales que atienden a los pobres. La publicación británica reiteró que de la forma en cómo van las cosas, el Gobierno federal tendrá dificultades para cubrir los gastos de la rifa.
A pesar de que el político tabasqueño ha insistido en que la finalidad del sorteo es recaudar fondos para la adquisición de equipo médico, ante la caída de las ventas por la pandemia de la Covid-19 dijo que los boletos que no se vendan serán donados a la agencia gubernamental que administra los hospitales públicos de México, la cual conservaría el premio si alguno de esos ‘cachitos’ resulta ganador.
The Economist expuso que Andrés Manuel López Obrador primero sugirió rifar la aeronave, pero finalmente se decidió efectuar el sorteo simbólico después de que muchos mexicanos se preguntaron “qué harían con la enorme aeronave, en caso de ganarla”.
“El avión presidencial es un símbolo de excesos pasados que se ha convertido en un signo de ineptitud actual”, resume la revista.
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