MÉXICO, D.F. (apro).- Desde el 9 de julio, cuando el menor José Luis Tehuatlie Tamayo, de 13 años, cayó herido por un impacto en la cabeza, durante un desalojo violento en la autopista Puebla-Atlixco, el drama ha acompañado a la familia.
Tras 11 días de agonía, al menor se le diagnosticó muerte cerebral el viernes 18, y un día después, el sábado 20, falleció a consecuencia de un paro cardio-respiratorio y luego de un peregrinar entre el hospital y el Servicio Médico Forense (Semefo) el cuerpo del pequeño llegó finalmente a su poblado, San Bernardino Chalchihuapan, Puebla, donde fue velado este lunes en la Plaza Principal.
Ahí se dispusieron un centenar de sillas y el quiosco fue acondicionado para repartir pan y café a los asistentes. Sobre el ataúd blanco se dispuso una foto de José Luis, del día de su confirmación.
En el balcón de la planta alta de la presidencia auxiliar se colocó una manta con la imagen del menor ensangrentado, difundida en las redes sociales, y acompañada con la leyenda: “Moreno Valle; No a la Ley Bala, Un Niño la Víctima”.
Varias coronas de Tlamapa, de la familia Xelhua Crispín de Nueva York, del senador Manuel Bartlett, entre otras autoridades, flanquearon el ataúd. El entierro fue programado para las 10:00 horas del martes 22.
La pesadilla que vivió la familia de José Luis inició el pasado 9 de julio. Ese día, Elia Tamayo, madre del menor y perteneciente a una familia de jornaleros, cruzaba la carretera Puebla-Atlixco acompañada de su hijo a la altura del kilómetro 16, donde habitantes de la Junta Auxiliar de San Bernardino Chalchihuapan, Puebla, realizaban un bloqueo para exigir al gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, restituir las oficinas del Registro Civil a las Juntas Auxiliares.
Desde donde estaban Elia y su hijo, escuchaban detonaciones y de repente José Luis cayó. Algo había impactado en su cabeza.
De inmediato el menor fue subido en una camioneta y trasladado en busca de ayuda. Sobre la carretera Puebla-Atlixco encontraron una ambulancia que accedió a trasladarlo.
Elia y su hijo hicieron una primera parada en el Hospital General de Cholula pero según familiares del menor, no quisieron recibirlo. Kilómetros más adelante, fue ingresado al Hospital General del Sur, donde continuó la pesadilla.
Apenas llegaron al hospital personal del Ministerio Público llevó a Elia a rendir una primera declaración a pesar de que el médico había recomendado que permaneciera al lado de su hijo.
Al rendir declaración, según relató la propia Elia, un funcionario de apellido Cornejo -–Luis Arturo Cornejo Alatorre, subsecretario de Asuntos Políticos y Protección Civil de la Secretaría General de Gobierno— le pidió que dijera que la herida de José Luis había sido provocada por un cohetón.
Sin embargo, más tarde la mujer se entrevistó con visitadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y reveló que el objeto que impactó a su hijo provino de las fuerzas de seguridad.
“Los granaderos eran de montón y estaban aventando cosas que explotaban. Y cuando oí eso mi hijo se cayó. Estaban aventando y agrediendo a las personas”, sostuvo la madre, quien también denunció presiones del gobierno para retirar esa afirmación.
Durante 10 días José Luis permaneció hospitalizado en estado grave hasta que el pasado sábado 19 el director del Hospital General del Sur, José Antonio Martínez García, informó que a las 18:30 horas, se le declaró muerte cerebral y que sólo respiraba porque estaba conectado a aparatos. Sin embargo, el menor falleció horas después a consecuencia de un paro cardio-respiratorio.
De ello Elia Tamayo se enteró horas después y a través de los medios de comunicación, que reprodujeron un boletín emitido por el gobierno estatal. El gobierno ni el hospital tuvieron la atención de informarle sobre el deceso de su hijo.
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