Esta semana, el mexicano Carlos Slim cumplió 76 años. El ahora magnate fue profesor de matemáticas y cuando sus hijos eran adolescentes, les daba lecciones de economía, les presentaba una lista escrita a mano con ejemplos de cómo una compañía aseguradora mexicana vendía a precios más bajos que una empresa similar estadounidense, o comparaba la drástica devaluación de los fabricantes mexicanos de dulces y cigarrillos frente a los fabricantes europeos.
Quería inculcar a sus hijos la misma lección que aprendió de su padre (un inmigrante libanés que inició adquiriendo bienes raíces en Ciudad de México durante la revolución de 1910).
Carlos Slim se graduó de la UNAM como ingeniero a principios de los 60’s. Luego abrió una casa de bolsa y empezó a adquirir empresas industriales. Reinvertía el dinero de estos negocios o lo usaba para adquirir más propiedades, bautizó a este conglomerado como Grupo Carso.
Slim no sólo enseña, también compraba. Gastó 55 millones de dólares en una aseguradora, consiguió participaciones en Sanborns e invirtió en una cadena hotelera.
Hoy estas inversiones dan sus frutos. Sus tres hijos (Carlos Jr., Marco Antonio y Patrick) dirigen varios de los negocios familiares y toman decisiones estratégicas, mientras que el patriarca se retira. Mientras tanto, sus inversiones no han parado de expandirse, constituyen un imperio empresarial de 150 mil millones de dólares.
De acuerdo a cálculos de la agencia Bloomberg, actualmente posee una fortuna de casi 53 mil millones de dólares. Esta cifra lo ubica como el quinto hombre más rico del mundo, pese a que en 2015 tuvo una pérdida de 20 mil millones.
Slimlandia continúa vigente y recibe dinero día con día. El ciudadano mexicano común contribuye al negocio de Slim cada vez que visita un cajero automático, cuando conduce un auto, al entrar a una cafetería y, especialmente, cuando usa el teléfono.Teléfonos de México controla gran parte de las líneas telefónicas del país, y su servicio de telefonía celular América Móvil es líder de la telefonía móvil y de televisión en América Latina.
Slim intenta ganarse a la opinión pública prometiendo aumentar sus fundaciones filantrópicas. Mientras tanto, sus hijos hacen lo que mejor sabe hacer la familia: hacer más dinero.
Fuente: CNN Expansion
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