En poco más de un año, el peso perdió 21.36% ante el dólar y en el corto plazo la divisa estadounidense puede llegar hasta los 20 pesos en operaciones interbancarias, de acuerdo con especialistas.
En dicho periodo, el tipo de cambio al mayoreo pasó de 14.7475 pesos por billete verde a 18.5696, es decir, una pérdida de 4.005 pesos, en medio de altos niveles de incertidumbre y volatilidad.
El director para América Latina de Moody’s Analytics, Alfredo Coutiño, considera que cuando el dólar pase la barrera de los 20 pesos, el tipo de cambio tendría que regresar a niveles de entre 17 a 18 pesos por dólar, niveles de consistencia del tipo de cambio, en los que tendría que haber estado desde hace años si los bancos centrales de los países desarrollados como Estados Unidos, Japón y la Unión Europea no hubieran implementado medidas de estímulo monetario que inundaron a los mercados emergentes de capitales.
Por su parte, la directora de análisis económico de Banco Base, Gabriela Siller, indicó que en el corto plazo se podrán ver niveles de 18.85 pesos por dólar y no descarta ver los 20.15, barrera clave en la que el tipo de cambio tendría que regresar a cerca de 18.70 unidades.
CAOS EN LOS MERCADOS
Además, los precios del petróleo continúan en caída, consiguiendo que en los mercados emergentes tales como Rusia, China y Brasil, las economías sean golpeadas mientras que las monedas se devalúan.
El pesimismo no se ha hecho esperar y algunos analistas se preguntan si es el momento de una nueva recesión, como la del 2008.
El economista Andrew Roberts del Banco Real de Escocia (RBS, por sus siglas en inglés) dijo que el mundo ahora estaba en una recesión global y comparó el clima del mercado con el del 2008 antes del colapso de Lehman Brothers.
La gran diferencia en aquel entonces fue que los mercados emergentes salvaron al mundo del colapso; ahora ellos no pueden ayudar debido a las debilidades en sus propias economías.
Lo cierto es que estamos muy lejos de la situación en la que los gobiernos sienten la necesidad de inyectarle dinero a las economías, como muchos lo hicieron tras el colapso de 2008, ya sea por la nacionalización de los bancos o la impresión de dinero. De hecho, los gobiernos continúan con sus políticas de austeridad, las que algunos economistas creen que en realidad están exacerbando las bajas tasas de crecimiento económico.
Ante este panorama, hay opiniones encontradas entre quienes creen que una mayor crisis se aproxima y aquellos que consideran que los errores de 2008 no se volverán a vivir porque se corrigieron.
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