En 2016 ya se podrán ver con mucha más frecuencia estaciones de gasolina que despachen con una marca diferente de Pemex. Algunas ya se están consolidando en el norte del país, como Oxxo, o trasnacionales como Shell y Exxon.
Lo cierto es que al menos el próximo año la gasolina que sea comercializada seguirá siendo de un mismo proveedor: Pemex. La reforma energética contempla la liberalización completa del mercado de gasolinas hasta 2018.
Ya se dieron los primeros pasos: los precios de las gasolinas Magna y Premium y del diesel fluctuarán con base en una banda establecida. Tomando en cuenta el precio de 13.57 pesos de la Magna de este año, el costo variará más/menos 3%, es decir, no más de 13.97 pesos ni menos de 13.16.
Durante esta transición habrá efectos que podrán resultar negativos para los consumidores. ¿Los precios de la gasolina bajarán? No al menos en 2016. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ya no aplica incrementos mensuales desde 2015, pero a partir del próximo año habrá un nuevo cálculo del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) dentro del rango de precios. Por este concepto, el gobierno federal espera recaudar más de 220,000 millones de pesos en 2016.
¿Qué pasa si el precio de la gasolina, dependiendo de las variaciones internacionales, se sale de la banda establecida? La ley aprobada este año prevé que se cobren cuotas adicionales. Si esto sucede, los contribuyentes podrían pedir la devolución del sobrecosto mediante una declaración, según Ramses Pech, analista del sector energético de Caraiva y Asociados. El problema es que 60% de la fuerza laboral en el país está en la informalidad, sin posibilidad de reclamar una devolución. Ése sería el segundo efecto negativo.
El 1 de enero de 2016, las gasolineras extranjeras “se van a quitar la máscara, van a empezar a competir con su marca, pero el producto que van a vender será entregado por Pemex”, explica Pablo González, presidente de la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros (Amegas). La venta de un solo producto no impulsará una competencia efectiva, asegura, y tampoco da margen a una baja de precios. Ése es el tercer factor negativo.
Fuente: Forbes
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