Tania Reza, conductora de Televisa Ciudad Juárez, fue víctima de acoso sexual por parte su compañero de trabajo, el conductor Enrique Tovar, durante la transmisión en vivo del programa ATM.
La televisora trató de aclarar, por medio de un comunicado y un video grabado por ambos trabajadores, que en realidad no hubo ninguna agresión contra la mujer, sino que en realidad todo se trató de un montaje que ambos prepararon sin avisar a los productores. Los dos perdieron su trabajo por violar el código de ética de la empresa.
Sin embargo, Tania Reza difundió un breve mensaje en su página de Facebook, donde denuncia que recibió presiones de Televisa para convertirse en la culpable del acoso sexual que sufrió y anunció que tratará que la verdad de este episodio salga a la luz.
Su caso no es el único en el país. México ocupa el segundo lugar mundial, sólo después de Turquía, en el que las mujeres se sienten más acosadas en su lugar de trabajo, de acuerdo con un sondeo de la Fundación Thomson Reuters y la Fundación Rockefeller.
En México, el 47 por ciento de las mujeres considera el acoso como una preocupación en el trabajo, mientras que el 37 por ciento ha sido acosada, dice el sitio Merca20.
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, el acoso laboral es cualquier conducta no correspondida o no deseada que afecte la dignidad de una persona en el trabajo. Desde abusos verbales, gritos, insultos, bromas de mal gusto, a intimidación, hostigamiento y ataques físicos, aunque las y los expertos afirman que el tipo de acoso que más sufren las mujeres es el sexual.
La discriminación a las mujeres también se refleja en el salario que perciben en comparación con los hombres.
En México, por cada 100 dólares que gana un hombre en el país, las trabajadoras con más de 13 años de estudio sólo obtienen 71.1 dólares, es decir, un 30 por ciento menos.
Según la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (Cepal), “las mujeres siguen estando en desventaja con respecto a sus pares varones, en lo referente a la trayectoria laboral, el acceso a remuneraciones equivalentes y el derecho a una pensión para enfrentar la vejez”, ya que el salario promedio de una trabajadora que vive en zonas urbanas en América Latina es de 87 dólares por cada 100 que gana un hombre, bajo el mismo concepto, dice el diario La Razón.
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