Por: Fernando Ortiz C.
Cada 12 de octubre es igual, un repudio frente a todo lo que sea español o europeo nace en el espíritu de los habitantes de América bajo el grito de: ¡Nada que celebrar!; ¡no fue conquista sino aniquilación!; ¡nos saquearon!; ¡violaron a nuestras mujeres!, y muchas otras frases más , que tienen algo de verdad, que invaden un odio o al menos tratan de minimizar el hecho del Descubrimiento del Nuevo Continente.
Es irónico que quienes más lanzan estas consignas antieuropeas lleven como apellidos Pérez, Fernández, García o algún apellido de origen de la península Ibérica o peor aún, aquellos que creen en una religión traída desde Europa pero desprecian todo lo que consigo provocaron.
Si pudiéramos regresar al año de 1491, un año antes de la llegada de Colón a lo que él llamó Las Indas, podríamos observar que el avance en Europa frente a lo que existía en este continente fue lo que dio pie para que se diera este hecho, mientras en América había pirámides, los Europeos se habían lanzado al mar con la esperanza de buscar nuevas rutas para el comercio.
El flujo comercial que existía en Asía hacia Europa, las rutas marítimas, entre otros muchos factores fueron los detonantes para que los europeos llegaran a América y no sucediera de manera contraria con los pueblos americanos.
Existe mucho que celebrar con el Descubrimiento de América, los avances científicos comenzaron a brotar por este acontecimiento. A veces suena ocioso escuchar a aquellos que no ven nada de importante para celebrar este día. Muchos de esos detractores son flamantes seguidores de la cultura nacida en otro continente, hablan un idioma traído de Europa, tienen y siguen ideas surgidas gracias al descubrimiento del “Nuevo Mundo” como el simple hecho de que la tierra era redonda, cosa que los pueblos nativos de América no tenían en mente.
Paradójicamente en la ciudad de Guadalajara, al mismo grito de ¡Viva la Virgen de Zapopan! Le sigue un ¡nos saquearon los españoles! Así de absurdo es el nacionalismo o patrioterismo que se intenta crear en nuestro país, un negacionismo a ser producto de un mestizaje, pretendiendo ser parte de una herencia indígena pura.
Festejamos héroes como Miguel Hidalgo, Sor Juana Inés de la Cruz, la llamada “Décima Musa”, representante del barroco mexicano con sus sonetos, un deleite de la literatura. Mexicanos y mexicanas que gracias al descubrimiento de nuevas tierras pudieron amalgamar la parte de los pueblos antiguos con el del pueblo conquistador, ¿Por qué no se debería de celebrar esto?
Otro argumento que se levanta en aquellos que dicen que el día de hoy es un día para el olvido y sin nada por el cual sentirse orgulloso es aquel que dice: Asesinaron a millones de personas, mataron y acabaron con la vida de los que aquí vivían. Cabe aclarar que lo que dicen es verdad, pero por qué sentirse indignado por la muerte de los antiguos americanos y festejar en la actualidad las hazañas del Imperio Romano, y además presentándolo como ejemplo donde nace mucho de lo que hoy en día llamamos como “nuestra cultura”.
Es un modus operandi muy común en nuestro país, negar lo español en la primera oportunidad que se tenga lugar, sentirse avergonzado de lo europeo bajo la falsa idea de que los pueblos indígenas antes del descubrimiento de América y de la llegada de los “monstruos” españoles era una zona llena de armonía, paz y fraternidad donde todos los pueblos convivían de manera conjunta y con valores de hermandad. Si algo ayudó a que un puñado de españoles pudieran conquistar América era precisamente el odio y desencanto que tenían con el imperio azteca, que sometía y mataba a sus vecinos exigiendo tributos entre otras situaciones que no eran del todo bien vistas por los pueblos indígenas sometidos a los tlatoanis mexicas.
Después del descubrimiento de las nuevas tierras, la mentalidad del mundo cambió, comenzó a tomar fuerza el movimiento renacentista y humanista, que llegó por los conquistadores a América dando origen a la época virreinal, lapso histórico tan desvalorado en nuestro país pero que llena de orgullo a los propios mexicanos detractores; Puebla, Oaxaca, Pátzcuaro, San Cristóbal de las Casas y Guadalajara son ejemplos del arte novohispano que se comenzó a forjar, lugares que son motivo de orgullo, a pesar de ser creados por los saqueadores que tanto se repudian.
Festividades como el Día de Muertos y Navidad que tanto se han arraigado en nuestra cultura y tradición nacen precisamente en la época del mestizaje, en el siglo XVI cuando emerge está cultura mexicana que hoy en día es digna de orgullo. Cantos populares creados desde la lengua romance del castellano son partes de la construcción popular del pueblo mexicano: español e indígena, indígena y español.
El mayor símbolo de la mexicanidad, o al menos eso pretende o aparenta ser, La Virgen de Guadalupe, La Guadalupana, La Morenita, esa misma que sin el descubrimiento de América no tendría sentido ni razón de existir; se presume la Virgen de Guadalupe por ser morenita o por ser cristiana, entonces lanzo la pregunta ¿Daría orgullo presumir y reverenciar a Quetzalcóatl por ser prehispánico o por ser blanco? Ahí el problema, amamos y odiamos, negamos y aceptamos, queremos y rechazamos nuestra historia, nuestra conformación de dos culturas, sin ellas no seríamos lo que hoy somos.
Si hay algo que México ha aportado al mundo en cuestión artística es el arte virreinal, producto del mestizaje; guste o no guste, esta es nuestra historia y es un orgullo proceder de la mezcla de ambas culturas. Tal vez no gusten las formas ni los medios con los que fue realizada la conquista pero eso es también parte de nuestra cultura e historia. Procedemos de los nativos místicos de estas tierras y de los saqueadores europeos, ambos con un gusto especial por el metal dorado, unos lo veían como símbolo de trascendencia y linaje, mientras otros lo observaban como símbolo de poder y prosperidad.
En mi opinión hay mucho que celebrar en este 12 de octubre: ideas del oscurantismo se vinieron abajo conforme Cristóbal Colón pisaba la isla de San Salvador, fue el momento en que América aportaría su cultura al viejo continente, donde el valor de los productos americanos cobró una importante notoriedad, donde el reto de la multiculturalidad se empezó a forjar, y que aún hoy sigue siendo un reto para la humanidad.
Alguien tenía que ser sometido y alguien conquistar, es verdad que también se destruyó mucho del legado cultural de ambos pueblos, pero al final esa es nuestra historia, esa es nuestra conformación como lo que somos hoy en día.
Aceptemos nuestro mestizaje, somos indígenas y españoles, posiblemente con más sangre del segundo grupo, celebremos lo ocurrido como un hecho que nos ha traído hasta aquí, somos parte de dos culturas, una de hombres místicos y guerreros otra de aventureros y evangelizadores. Los fieles se hicieron infieles y viceversa, y al final se creó este crisol del que decimos sentirnos orgullosos, de este México que sencillamente no existiría.
Sé parte de la conversación