Ciudad de México, 22 de junio (SinEmbargo/El Informador).– En las imágenes se ven amontonados. Acostados o sentados en el suelo de cemento. Hechos bolita para hacer menos sufrible el frío. Su mirada está perdida. Están divididos por género.
El lugar se aprecia inmundo, sin medidas de higiene. Esas fotos que circulan de las instalaciones de la Patrulla Fronteriza en Valle del Río Grande, al sur de Texas, revelan que la repatriación de los menores inmigrantes se suma a las vejaciones que sufren en su intento por lograr el reencuentro con los padres después de la frontera o su propio sueño americano.
El problema no es menor: desde Estados Unidos 45 niños mexicanos son repatriados al día. Ocho de cada 10 lo hacen sin acompañamiento; es decir, el promedio anual es de 13 mil 140 menores regresados solos, según las estadísticas de los últimos tres años del Instituto Nacional de Migración (INM). El académico del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Eduardo González, lamenta que de ningún lado de la frontera se tienda la mano a los niños migrantes.
“En algunos centros de detención y repatriación (de Estados Unidos) prácticamente no hay diferencia en el trato entre adultos y menores, incluso en los Centros de Detención de Texas y del Estado de Arizona los menores son recluidos en compañía de diferentes adultos, son mal alimentados, en ocasiones pasan varias horas para que se les acerque alimento o se les acerque agua, y cuando son regresados a nuestro país prácticamente los mandan a la calle”, expone.
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