Por Manuel Tenedor
A su regresó de Francia, Enrique Peña Nieto hizo declaraciones con respecto a la fuga de Joaquín Guzmán Loera obligado más por la figura que representa que por un compromiso real con la ciudadanía.
“Confianza plena”, “determinación”, “hecho lamentable” y un tanto más de palabras “domingueras” que en voz del Presidente, no solamente suenan huecas sino que carecen de toda credibilidad debido a la abundante hipocresía que caracteriza al gobierno que preside.
Los discursos políticos son casi tan huecos como el intelecto del Presidente que en cada paso que da y en cada movimiento que hace, nos reafirma que tan lejos está de tener la capacidad requerida para el puesto que inmerecidamente ostenta.
Durante el discurso pronunciado frente a empresarios en Zamora, Michoacán, Enrique Peña Nieto, evitó en todo momento llamar al “Chapo” por su nombre, refiriéndose a este narcotraficante como: “delincuente” y aseguró que el asunto no se va resolver mediante enojos y que la única manera de revertir el agravio es recapturando a Guzmán Loera.
El mismo Peña Nieto aseguraba hace algunos meses que la corrupción es un asunto cultural de nuestro país y es probablemente en el único ámbito en el que el Presidente puede presumirse culto.
La corrupción es ahora mismo, una cultura de comportamiento en México que se compone de creencias, actitudes y medios materiales para resolver necesidades de todo tipo y en todo caso, esta puede ser alterada en cualquier momento pero para eso, se necesita educación con o sin escuela, voluntad colectiva y compromiso para erradicarla.
En nuestro país, todavía se cree que el éxito depende de “avivarse” aunque eso implique dejar dignidad en el camino para conseguir las metas personales y la resignación agrava más de lo que pretende aliviar.
La rapiña y la represión a la disidencia es la política pública de este ineficaz gobierno de matices fascistas, que en el sentido estricto de la ideología y a diferencia de otros, podemos decir que el que padecemos en México, carece de un proyecto nacionalista.
A palabras necias, oidos sordos.
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