La fuga del líder del narcotráfico más buscado ocurrió gracias a dos cosas: la debilidad de las instituciones y la corrupción en el país, coinciden especialistas:
“(La fuga del Chapo es muestra de) debilidad institucional muy seria en todo el aparato de seguridad y justicia”, porque “presuntamente” el Altiplano era la cárcel más segura del país: Alejandro Hope, editor de seguridad de El Daily Post, el especialista en seguridad aseguró que la fuga habla de “complicidades más allá de la prisión”, porque es impensable, en que hayan podido construir un túnel sin tener acceso a los planos de la prisión.
Ernesto López Portillo, director del Instituto para la Seguridad y la Democracia A.C. (Insyde) coincide en que es una “señal extrema de debilidad institucional” y la “fractura de un compromiso presidencial”, pues Enrique Peña Nieto declaró en una entrevista que sería “imperdonable una segunda fuga”.
Si el gobierno Federal no puede establecer una “seguridad impecable” en un penal de alta seguridad, con uno de los líderes más peligrosos entonces “ponemos en duda toda la capacidad del gobierno federal para crear esquemas de control sobre sus propias responsabilidades”, afirma. Esto es una muestra de que el gobierno de Enrique Peña Nieto “hereda y reproduce la crisis en los sistemas de gobierno al interior de las prisiones federales”.
José Reveles, uno de los periodistas con más conocimiento sobre “El Chapo” y su entorno, advierte que al líder del Cartel de Sinaloa “lo sacó la corrupción”, pues se necesitan planos, ingenieros de alto nivel capaces de hacer un túnel de esas características y la complicidad con todos los niveles de autoridad del penal porque una obra así “no pudo pasar inadvertida”.
Fuente: Animal Político
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