Por Manuel Tenedor
El populismo es un término constantemente utilizado para menospreciar cualquier intento dentro de lo político, que pretenda alterar el orden de lo establecido por la doctrina dominante. La RAE define al populismo como “la tendencia política que pretende atraerse a las clases populares”. Significado simple pero insuficiente para el debate que genera una palabra que no termina de ser ideología ni se puede anclar a la izquierda o a la derecha. El mismo Barack Obama se definió a sí mismo como populista. WTF. ( https://goo.gl/9mHsVz ).
Recientemente un documental de dudosa procedencia llamado: “Populismo en América Latina” ha provocado una especie de ansiedad social por conocer el contenido del material audiovisual que deambula en un origen truculento. (https://goo.gl/t1QB4i).
La dicotomía construida alrededor del término “populismo” ha sido utilizada por las élites para demonizar la otredad de alternativas al desarrollo (neo)liberal en la región, principalmente en Venezuela, un país con una severa crisis y un incesante agobio económico-mediático de las potencias dominantes de occidente. (https://goo.gl/bAQRBC).
El discurso demonizador hacia las ideas que contrastan las convicciones del (neo)liberalismo se distribuyen a través de la cultura de consumo, hábitos de convivencia, lenguaje, entretenimiento, educación y evidentemente medios de comunicación. Todas las acciones que se realizan dentro o fuera de la ley para contrarrestar el auge de lo supuestamente populista, se rigen y justifican por el fanatismo de mercado que vende espejismos de libertad a conveniencia.
La coyuntura electoral de nuestro país y la tradicional manipulación mediática que se vive en época de elecciones, da espacio para preguntar por el origen de los contenidos que se involucran de manera directa en la contienda. Indagar en esto no es un ataque a la libertad de expresión ni tampoco podemos creer ciegamente en la inocencia de un material que aborda un tema de múltiples significados surgidos por la manipulación de la información.
Hablar del populismo a través de la óptica (neo)liberal me parece muy impreciso y reduccionista, ya que todo lo que esté fuera del “sentido común” de esta doctrina impuesta, seguramente será rechazado.
El populismo más parece el miedo de las élites a perder privilegios. Mismo miedo que se transmite a sectores de pensamiento vulnerable a través de diversas plataformas de distribución de ideas. Cualquier alteración al poder establecido será el enemigo en turno, no importa de donde emane este poder.
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