Mi solidaridad absoluta con los deudos de los 49 niños que perecieron en la Guardería ABC. Me sumo a su legítima exigencia de justicia.
Son tres décadas de sabotear el sistema educativo en México, de pisotear las garantías individuales de la ciudadanía, de pasarse por el arco del triunfo el derecho al libre tránsito, de arruinar el patrimonio de los pequeños y medianos emprendedores, de destruir nuestra convivencia social, en pocas palabras, son tres décadas de vandalismo, impunidad, complicidad y de jugoso negocio del chantaje.
Tengo claro que impartir clases para los docentes y, aprender para el alumnado, en condiciones precarias como las que se viven en comunidades marginadas e incluso en zonas urbanas, no es tarea fácil. Pero lo anterior no es el motivo de lucha. Es evidente que a los gobiernos estatales y al federal les ha faltado visión, estrategia, pero sobre todo voluntad para mejorar la infraestructura educativa en nuestro país. Sin embargo, esa triste e indignante realidad no justifica el vandalismo, la beligerancia, la violencia, el chantaje en el que se escudan los y las profesoras de cúpula que manejan, adoctrinan y deciden en la CNTE.
Le autonombraron a sus acciones “movimiento democrático revolucionario”, lo paradójico es que la democracia no la conocen ni siquiera al interior de sus bases. De revolucionarios no tienen la más mínima característica; lo que sí, son grilleros, manipuladores, incitadores de la violencia, chantajistas y expertos negociadores. Son una especie de paracitos en busca permanente de una víctima, una bandera para legitimar su burdo plan de negocios.
Para muestra un botón, la Sección XXll en Oaxaca. Allí, en uno de los estados más pobres de México, el profesor la hace de gestor, grillo empedernido, incitador, agitador social, adoctrinador y permanente promotor de esa falacia llamada manifiesto comunista (La falacia del marxismo, Gaston Leval, 1967) si, allí en Oaxaca, el profe la hace de todo lo que se le permita, menos de educador. Es menester señalar que hay honrosas excepciones, la podredumbre, por fortuna no ha penetrado al cien por ciento en la CNTE.
Debo precisar que las cúpulas sindicales presionan y extorsionan a sus afiliados cuando se trata de movilizaciones y acciones beligerantes. Si un buen educador deja de asistir a una marcha o plantón, le espera un castigo, en el mejor de los casos un descuento a su quincena, pero en otros, incluso enviarlo a zonas marginadas para que escarmiente.
No redacte este deshilachado texto con la hiel, es solo que lo que está a la vista de todos no se puede ocultar. Llama la atención, pues, la actitud del presidente de México, Enrique Peña Nieto, del Jefe de Gobierno del Distrito Federa, así como de cualquier otro gobernante, que solo se limitan a hacer llamados, mientras la ciudadanía se ahoga en el caos, ninguno ejerce sus facultades y obligaciones: garantizar con el uso de la fuerza pública el libre tránsito, solo por citar un ejemplo.
Así pues, mientras la tibieza y complicidad gubernamental no sea exterminada, las huestes de la CNTE seguirán en las calles no en las aulas. Seguirán promoviendo la revolución del siglo XXl, eso sí, con goce y disfrute de sueldo, seguirán desinformando a quienes les crean, seguirán manifestándose contra el imperialismo y los monopolios, aunque ellos sean clientes potenciales de los mismos.
Decía Don Adolfo Ruiz Cortines que para gobernar solo se necesitan dos cosas: sesos y huevos, pero la verdad a nuestros gobernantes no se les nota esas cualidades.
*Esta columna refleja sólo el punto de vista de su autor
Por: Francisco Vázquez
@PACOVASQUEZP
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