Asegura que los investigadores no cuentan con apoyo y son los propios profesores de las universidades quienes ponen trabas a los alumnos
A sus 22 años, Diana Quiroz Casillas asistirá al Stockholm International Youth Science Seminar, durante la semana de los Premios Nobel en Suecia.
La joven acaba de concluir sus estudios de Ingeniería en Mecatrónica en el Instituto Tecnológico de La Laguna (ITL) y ganó el Expo Ciencias 2017 en La Paz, Baja California, donde presentó su proyecto: “Aplicaciones regenerativas del grafeno” con el apoyo de su hermana Raquel y asesorada por su madre, la ingeniero química Sandra Casillas.
En la Expo, las hermanas Quiroz expusieron cómo el grafeno regenera heridas en la piel, quemaduras, cortadas o inclusive manchas y puede ser utilizado para combatir muchas enfermedades.
De acuerdo con una publicación de Sin Embargo, la Expo Ciencias es el evento nacional selectivo de las delegaciones mexicanas que participan en eventos internacionales a nivel mundial, y fue lo que le permitió obtener su boleto para el Seminario del Premio Nobel.
A lo largo de su vida académica participó en diversos concursos, donde de la mano de su hermano desarrolló proyectos que las llevaron a ganar reconocimientos y acrecentaron su gusto por la ciencia.
Fue hasta que llegó al Instituto Tecnológico de la Laguna, donde Diana y varios compañeros comenzaron a trabajar con el grafeno. Ahí descubrió que el alto costo del grafeno, que puede ser de hasta 150 dólares por gramo, lo que dificulta las investigaciones al respecto.
La joven menciona que los usos del grafeno son diversos y alrededor del mundo hay infinidad de proyectos que han probado su utilidad, de ahí fue que se interesó mucho más en trabajar con él. Así comenzó su investigación, misma que le permitirá ser la única joven latinoamericana en el seminario para jóvenes del Premio Nobel.
Asegura sentirse emocionada, pues las investigaciones que se presentarán en el Seminario del Premio Nobel son avaladas por la fundación Nobel, por grandes laboratorios y una universidad, y participar en él le dará la oportunidad de dejar en alto a México.
“Se siente emoción, voy a tener que comprarme vestido porque todo es de gala. Tengo emoción de conocer a otros participantes, a la gente de las empresas”, dice Diana.
Sobre el boom que ha tenido la divulgación de su investigación, apunta que han recibido mensajes de muchas partes del mundo, a los que, añade, no quiere dejar sin respuesta y por eso últimamente se ha dormido a las 2, 3 de la mañana.
En medio del éxito y el interés por su investigación, Diane señala que existe mucho rezago en México en temas de apoyo a la ciencia.
Contrasta que en países como Estados Unidos cuando las empresas necesitan algo o tienen un problema, acuden a las universidades y estas buscan a los chicos; mientras que en México las universidades no reciben apoyos, sobre todo cuando necesitan salir a justas internacionales.
“Hay obstáculos desde que los universidades no te dejan ni siquiera usar los laboratorios. Te dicen que está cerrado, que el encargado no está. Te niegan material por inventario, tienes que pedir permiso a muchas personas, hay mucha burocracia, mucha envidia también. Los mismos profesores se enojan y te ponen trabas”, comenta Diana.
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