Observó junto a otros científicos por primera vez una onda gravitacional
Las ondas gravitacionales se han buscado desde hace 100 años, cuando Albert Einstein propuso la teoría de la relatividad
El científico mexicano, Guillermo Adrián Valdés, participó con el equipo de investigadores que descubrió las ondas gravitacionales que se producen por la colisión de dos hoyos negros con masas superiores a la del sol.
Los hechos ocurrieron la mañana del 14 de septiembre de 2015 en el Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferometría Láser (LIGO, por sus siglas en inglés), en donde colaboran más de mil científicos provenientes de más de una docena de países de todo el mundo, entre ellos México.
Los científicos allí presentes pudieron observar por primera vez una presunta onda gravitacional, mismas que se han buscado desde hace 100 años, luego de que Albert Einstein propusiera en la teoría de la relatividad general que la fuerza de la gravedad es el resultado de la curvatura del espacio-tiempo.
Guillermo Valdés, en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, declaró que LIGO utiliza cientos de sensores, micrófonos, sismómetros, magnetómetros y detectores de rayos cósmicos, entre otros para monitorean los diversos fenómenos naturales que ocurren entre ellos la onda gravitacional.
El científico mexicano actualmente trabaja en el Centro de Astronomía de Ondas Gravitacionales, de la Universidad de Texas. Explica que LIGO trabaja con dos detectores, uno ubicado en el estado de Louisiana y otro en Washington, en EU, los cuales detectaron el movimiento de característico de una onda gravitacional, por lo que uno de los primeros pasos fue investigar y descartar que se tratara de una inyección de manipulaciones forzadas.
“Si un fenómeno acontece, es detectado con mayor amplitud por estos sensores. De esta manera, si no hubiera presentado las características de una onda gravitacional, se descartaría automáticamente; sin embargo, lo que registraron los sensores en ese histórico 14 de septiembre no podía ser otra cosa que una onda gravitacional”, destacó.
Durante la junta que sostienen los investigadores determinaron que ninguno había alterado el monitoreo para calibrar el detector, por lo que se concluyó la detección de una onda gravitacional.
“En la junta que tuvimos, los que pertenecemos al grupo de caracterización del detector, se les preguntó a las personas correspondientes: ‘¿Alguna inyección se realizó durante este candidato a detección?’. La respuesta fue un rotundo: ‘No’”, explica.
El físico mexicano becario del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) relata que una vez que confirmaron la existencia de las tan buscadas ondas gravitacionales, los miembros del equipo celebraron.
“Podías ver muchas caras de incertidumbre y risas entre nerviosas y de felicidad, pero todos sabíamos que nos esperaba un largo camino por recorrer antes de confirmar que nuestra detección era real”, aseguró.
El equipo de trabajo anunció el 11 de febrero del año pasado que las ondas gravitacionales existían y desde entonces fueron meses intensos de trabajo.
“Una vez que concluimos el plan y conocimos el resultado no cabíamos de felicidad. Pero no fue hasta el día 11 de febrero de 2016 cuando David Reitze, director ejecutivo de LIGO, mencionó las palabras que han quedo grabadas en mi mente y corazón: ‘Ladies and gentlemen, we have detected gravitational-waves, we did it!’. En ese instante todos lloramos, reímos, brincamos y aplaudimos de la felicidad”, describe emocionado el científico mexicano.
La Real Academia Sueca de Ciencias, otorgó el Premio Nobel de Física 2017 a los científicos Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne por sus contribuciones respecto a la observación de las ondas gravitacionales.
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