–En solidaridad con la periodista Carmen Aristegui
Con dinero suyo y mío –millones de pesos que no va a escuelas, baches, árboles o luminarias–, el Partido Verde tiene desde septiembre pasado, al menos, vendiendo mentiras en cuanto espacio hay disponible en ranchos, pueblos y ciudades de México.
Con dinero suyo y mío –millones de pesos que no se aplica a la pobreza extrema, a hospitales, a medicinas o a mejorar vialidades–, el Partido Verde ha llenado los cines de spots cagantes, con actores de medio pelo que venden su conciencia y afirman que el “Verde sí cumple” cuando, se sabe bien, el Verde no tiene los votos para empujar nada y es simplemente un satélite de la franquicia mayor: el PRI.
Con dinero suyo y mío –dinero que no se invierte en vivienda, educación o salud–, el Partido Verde paga multas a los tribunales electorales para seguir vendiendo todo tipo de ilusiones a gente de la calle (como su famosa “pena de muerte a los secuestradores”) que desconoce que ese partido está compuesto por paleros del PRI.
Con dinero suyo y mío –dinero que no se destina a drenaje, agua o energía eléctrica–, el Partido Verde ha cometido infinidad de chapuzas para posicionarse entre el electorado, y cuando el Instituto Nacional Electoral le descubre una mentira ya lanzó otras tres pagadas, insisto, con dinero suyo y mío que no se utiliza para comunicar –es un ejemplo– a miles y miles de pueblos que, aislados del resto del país, deben enfrentar solos al crimen organizado.
Y viola la Ley porque mientras lo descubren, engancha a más incautos (la preferencia de voto del Verde anda ya en 11 por ciento para este proceso, de acuerdo con distintas encuestas).
Y paga las multas (con dinero suyo y mío) cagado de la risa (como decimos todos aunque no todos lo escribamos) porque le resulta más que rentable hacerlo. No lo digo nomás porque sí: lo dijo hace unos días el Consejero electoral Javier Santiago Castillo.
El Partido Verde obtiene actualmente 26 millones 936 mil 154 pesos con 30 centavos por financiamiento ordinario mensual porque en la elección de 2012 obtuvo el 6.44 por ciento de la votación.
Sin embargo –dijo el Consejero electoral el pasado 6 de marzo–, “las encuestas marcan la posibilidad de que obtenga el 11 por ciento de la votación el día de hoy, pero descontando el margen de error convencional, quedaría en 8 por ciento conservadoramente. Tal porcentaje le llevaría a aumentar las prerrogativas en un 24 por ciento, lo que resulta, en total, en 33 millones mensuales, 33 y medio millones mensuales”.
“Es decir –continuó el Consejero electoral–, que esta conducta (violar la Ley con dinero suyo y mío) redituaría al partido alrededor de 6 y medio millones de pesos mensuales, o sea, más de 78 millones de pesos al año”.
Por eso es que, cagado de la risa, paga las multas. Como cualquier organización criminal, toma el riesgo porque se sale con la suya y cuando la casualidad lleva a las autoridades a detectarlo, ya fue rentable violar la Ley.
Pero el Partido Verde no es una organización criminal. O lo es, pero no clandestina. Entonces, ¿por qué carajos no le quitan el registro al Cártel Verde?
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La campaña del INE en la televisión es fuertísima. Dice que hay que salir a votar, que hay que defender ese derecho ciudadano y que el proceso es operado por gente común, de la calle. Ese es su papel, y está bien. Para eso le pagamos miles de millones de nuestros impuestos al INE: para que genere certeza y garantice legalidad.
Pero la campaña afirma, además, con todas sus letras, que en México no hay fraude. Y aquí es en donde yo no estoy de acuerdo.
Otra vez, para las modernas instituciones electorales el fraude es el que cometía el PRI en el pasado cuando, a caballo, se robaban las urnas de un rancho o cuando, pistola en mano, ponían a los colonos a votar a favor de ellos. No dudo que eso siga pasando en algunas comunidades –la inercia es canija–, aunque existen más mecanismos para detectarlo y para anular por segmento urnas, casillas, votos.
Pero el fraude electoral no es sólo eso. Y los consejeros lo saben y se hacen locos, y es muy decepcionante porque, entonces, aún aquellos que hemos dicho que saldremos a sufragar para que no gane el voto corporativo quedamos como verdaderos idiotas. Cantidad de gente que no quiere votar y el INE se empecina, dándole impunidad al Verde o negando la posibilidad de que estos fraudes sean lo que son, en darles la razón. Entonces los que queremos votar nos aislamos, nos vemos tontos o ignorantes o alejados de la realidad.
¿Que no hay fraude electoral en México? Y cómo le llaman a lo que hace el Partido Verde: ¿enchiladas suizas? No se roba las urnas –como su papá, el PRI– el día de la votación: las secuestra antes. ¿Eso no es fraude electoral? ¿Les cae que en México no hay fraude electoral?
El Partido Verde le cuesta a México por todos lados. Su afán por impulsar la cultura de la ilegalidad descompone el carísimo clima artificial electoral y peor que eso: abona a la sensación de que el Estado de Derecho en este país vale menos que una moneda de un peso en el camellón de una avenida rápida.
Si el Partido Verde no es un cártel –de los que estamos hasta la chingada–, ¿por qué, si actúa como un cártel, no van por sus líderes y los exhiben por violar la Ley en el hangar de la PGR o en donde les venga en gana? ¿Por qué no le quitan el registro?
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(No, no soy inocente. Conozco la respuesta, por supuesto. Lo dije antes, aquí: no le quitan el registro porque el Partido Verde es la franquicia “cool” del PRI. Imagínense nuestro nivel, mexicanos: ¡el Verde es la franquicia “tragable” (como las ensaladas de McDonald’s) del PRI! Jodidos estamos).
*Esta columna refleja sólo el punto de vista de su autor
Por: Alejandro Páez Varela
@paezvarela
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