Está cada vez más claro: MVS quiere a Carmen Aristegui fuera, pero no la quiere correr, por eso le está lanzando un misilazo diario hasta que su línea de flotación o paciencia se agoten y entonces ella, su equipo, o los dos, decidan dejar el barco y así ahorrarse, de paso, liquidaciones que deben ser millonarias.
Así quedó claro con la respuesta a la conductora que este viernes pidió que se reinstalara a los integrantes de su equipo que fueron despedidos previamente y sin avisarle.
A la petición de Aristegui, MVS no sólo no respondió de manera afirmativa sino que además la empresa emitió una serie de lineamientos para conductores que tienen por objeto eliminar sus privilegios dentro de la empresa y ponerle condiciones que le resulten inaceptables o de plano incumplibles.
Así, a partir del lunes, Aristegui, igual que todos los conductores, estará obligada a ir a juntas de Comité Editorial donde debe “cantar” los temas de su agenda, sus enfoques y avances, y acordar ahí los temas de la semana de todo el sistema informativo y no sólo de su espacio. Además debe estar al aire todo el tiempo que dure su programa y realizar transmisiones desde diversos puntos de la república donde MVS tiene presencia a petición de la empresa y debe cumplir con todo su horario al aire, en vivo y en persona –en este momento, la hora de 6 a 7 tiene sólo materiales grabados-.
Por si fuera poco, le quitan un brazo, pues la Unidad de Investigaciones Especiales deja de depender de su programa y ya no deberá surtir sólo a su emisión de notas y reportajes, sino también a los otros tres notis que tiene al aire la emisora, y sus integrantes no pueden trabajar para otro medio, persona o plataforma informativa. Es decir, no trabajan para ella, y lo que hagan no se puede mostrar ni en CNN ni en Aristegui.com, como venía sucediendo.
Además la empresa le puede exigir que transmita notas, entrevistas o reportajes generados en otros espacios dentro de su noti, y advierte que someterá a evaluación, por medio de estudios de audiencia, a su equipo de colaboradores e integrantes de la mesa de análisis que transmite. Es decir que los misilazos les tocaron también a gente como Denisse Dresser, Lorenzo Meyer, Enrique Quintana y un largo, largo etcétera.
Y hay dos agravios directos más, a los corresponsales en el extranjero que salían en su espacio los suplen con notas de agencia –que por cuestiones presupuestales- y le exigen, como ella misma puso de moda, que declare conflicto de interés, conflicto personal y si es accionista o trabaja en otra empresa, que declare cuánto gana.
Todo fue pues una metralla en contra de Aristegui y su equipo para que si no renunciaron cuando les tocaron a su gente, ahora sí lo hagan pues si se quedan les harán la vida de cuadritos.
La verdad es que es derecho de la empresa establecer este tipo de condiciones, sin duda, pero cuando una relación contractual termina, no cuando lleva 6 años y cuando ha sido la misma empresa la que creó esas condiciones de privilegio para la periodista, que ahora, de la nada, le parecen inadecuadas y por eso opta por medir con la misma vara a su estrella que a los segundones que tiene conduciendo.
Eso sin entrarle al derecho porque según la Ley Federal del Trabajo al cierto tiempo trabajando en lo mismo, con las mismas condiciones, éstas se vuelven un derecho y por lo tanto no se vale cambiarlas así como así y en un laudo laboral le podrían dar palo a MVS. Eso lo podrían pelear Aristegui y su equipo, pero ya saben cómo es de expedita la justicia en este país, tendrían que esperar sentados.
Lo curioso es que, listillos, en MVS están recurriendo a una cartita repetida, pues esta historia ya la vimos.
La relación laboral de Aristegui con W Radio, empresa de Emilio Azcárraga y el progre Grupo Prisa, de España, terminó igualito en 2008. En el marco de la renegociación de su contrato la empresa le impuso algunas condiciones que a ella le parecieron inaceptables: que respetara el tiempo de los cortes, que llegara temprano a conducir y que estuviera al aire durante todo el programa, que asistiera a juntas y se coordinara con el mero mero, como los otros conductores, y que el sueldo de sus colaboradores se homologara con el de los del resto de los espacios, pues según Daniel Moreno, director entonces de W Radio, estaban generando pérdidas a la empresa.
Pero eso no les gustó, agarró sus cositas y se fue con su regimiento a otra parte.
En aquel momento, como ahora, ella nunca dijo que se trataba de censura, fueron sus seguidores y uno que otro colaborador los que adujeron eso y culparon al villano favorito del momento que era Felipe Calderón.
Así que MVS está reciclando los callos que ya sabe que le duelen a la señorita Carmen.
Lo que sorprende es que, estando los tiempos como están, Aristegui y se equipo no se fueran con pies de plomo y permitieran que, en un descuido, les metieran gol, pues hay un misil adicional que es que el que ocasionó todo esto: según el código de ética que ella misma y su equipo elaboraron a raíz de otra crisis con MVS, que de hecho la sacó del aire unos días, quedó establecido que no iban a recurrir a filtraciones, pero ahora se suman a una plataforma que justamente se basa en eso. Más allá de si uno está de acuerdo con ello o no, y de si las filtraciones deben tener o no valor periodístico, lo cierto es que ellos prometieron no hacerlo y lo hicieron, ergo, se metieron un balazo en el pie.
Nada les costaba consultarlo o acordarlo con los directivos de la estación y en todo caso cambiar la cláusula, pero no lo hicieron y con ello le dieron armas al enemigo. Aunque en este momento la historia es de final reservado, con los elementos que hoy tenemos es previsible que terminará en divorcio… lo bueno es que cuando uno se divorcia, siempre existe la posibilidad de encontrar un nuevo amor.
GRAVA.-
En 2011, Aristegui y MVS estuvieron a punto de divorciarse, y de hecho, ella se fue de la casa, pero nombraron un árbitro que los ayudó a superar las diferencias y acentuar su amor y la relación siguió. La diferencia es que entonces la empresa lanzó menos misiles.
Escrita por: Ricardo Salazar
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