En este año se han presentado dos casos en la Ciudad de México
Los extranjeros compran un fuerte anestésico de uso veterinario, el cual se vende sin receta médica, se toman una o dos botellas y esperan la muerte en sus cuartos de hotel
El primero de los casos se descubrió gracias al personal del Instituto de Ciencias Forenses de la Ciudad de México, el 7 de octubre de 2015. Se trataba de Tatiana Tsvetkova, de origen ruso, y Emre, de nacionalidad turca, quienes se conocieron a través de las redes sociales y establecieron una amistad gracias a que tenían un mismo objetivo: suicidarse.
Para lograr su objetivo buscaron un país en donde pudieran conseguir, sin receta médica, un anestésico potente de uso veterinario. Fue así que gracias a internet encontraron que dicho medicamento había sido utilizado por otras personas para quitarse la vida aparentemente sin dolor.
Susano Macario Ompeyo, subdirector técnico del Instituto de Ciencias Forenses de la Ciudad de México, contó que estas personas primero llegaron a Cancún.
“Ahí se pasan tres, cuatro días, se trasladan a la Ciudad de México y es donde consiguen el medicamento”, sin receta médica y sin que sus familiares supieran nada de ello.
Al vendedor lo contactaron por internet, y antes de suicidarse intercambiaron el siguiente correo: “En México, la entrega al hotel cuesta 600 dólares y 800 dólares para tres botellas, pero, no hay necesidad de comprar más de dos botellas. Dos botellas son, sin duda, letal”.
Rocío López Orozco, quien es perito en Psicología, aseguró: “Ponen mucha información en internet y entonces, la gente que no está orientada, que tiene problemas emocionales y encuentra ese tipo de páginas, para ellos es una opción”.
Fue así que el 7 de octubre de 2015, la pareja fue hallada en un cuarto de hotel.
Antes de ello pagaron por adelantado varios días de hospedaje y colocaron el letrero de no molestar en la puerta de sus cuartos. Luego de cenar ingirieron el potente anestésico de uso veterinario.
La perito explicó que “lo que buscan es distanciarse de la parte afectiva. ellos dicen bueno, ya no soy feliz con mi vida y me voy a otro país donde nadie me conoce, donde sea difícil que me identifiquen y me voy a morir”.
Otros casos similares son el de Luca Athauda Mudinyanselage, de nacionalidad italiana, quien se quitó la vida en un cuarto de hotel de la Ciudad de México el 21 de marzo de este año.
En su habitación encontraron cuatro frascos vacíos de dicho medicamento y la caja donde fueron enviados, al parecer desde Puebla.
“Planean perfectamente la comisión. Tienen en orden sus papeles, su dinero, su viaje y la petición que hacen en general del medicamento es por intenert”, recalcó la perito.
Al igual que la otra pareja, Luca también pagó días por adelantado en el hotel y colocó el letrero de no molestar.
Tan sólo un día después de esto, otro extranjero se suicidó de la misma manera, en un hotel cercano al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Se trató del joven Jonas Muller, quien viajó desde Dinamarca para adquirir el anestésico y suicidarse, según una nota publicada por Noticieros Televisa.
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