De México a Estados Unidos
Julissa Arce llegó a vivir a San Antonio, Texas, a la edad de 11 años. Sus papás viajaban regularmente a esa ciudad para vender joyería hecha de plata, y le consiguieron una visa de turista a su hija para que pudiera acompañarlos en sus viajes. En uno de esos traslados a Texas la familia se quedó a vivir en San Antonio permanentemente.
Desde su ingreso a la escuela en Estados Unidos, Julissa demostró su gran inteligencia y rápidamente se colocó en los primeros lugares del cuadro de honor. Sin embargo, eso no evitóo la expiración de su visa cuando tenía 14 años.
A pesar de haberse convertido en una inmigrante indocumentada, Julissa continuó yendo a la escuela y viviendo una vida “normal”. Sin embargo, en su último año de high school, Julissa recibió rechazo tras rechazo al mandar solicitudes para entrar en la universidad . El problema era que el espacio donde debía venir su número de Seguridad Social siempre estaba en blanco. Afortunadamente, justo en el año en que se graduó (2001), una nueva ley hizo posible que estudiantes indocumentados de Texas pudieran asistir a la universidad. Así fue como Julissa comenzó a estudiar Finanzas en la Universidad de Texas.
Desde sus primeros años en la UT, esta aguerrida inmigrante mexicana demostró su gran ambición e impulso por ser alguien en la vida. Incluso fue nombrada “Futura Millonaria” por sus compañeros de la “Hispanic Business Student Association”, de la cual se hizo miembro cuando entró a la universidad.
El abismo entre la ilegalidad y la ciudadanía
Los padres de Julissa decidieron volver a México en el mismo año en que su hija ingresó a la UT. Como patrimonio, le dejaron un carrito de “funnel cakes”, los cuales vendía viernes y sábados en el San Antonio’s Market Square , a 135 km de distancia de Austin, donde vivía. El dinero que ganaba con ese negocio le permitía pagar su renta y gastos académicos, así que era fundamental para ella.Pero el negocio del carrito no duró para siempre y Julissa se vio en la necesidad de conseguir otro empleo para poder solventar sus estudios. Desafortunadamente, le fue imposible obtenerlo debido a su situación migratoria, así que su única salida fue comprar una green card y un Número de Seguridad Social falsos.
Con sus nuevos documentos, Julissa comenzó a plantearse un futuro cada vez más ambicioso . Sin el obstáculo de la ciudadanía en su camino, era completamente libre de aplicar para el trabajo de sus sueños y hacer todo lo que estuviera en sus manos para conseguirlo. Así fue como ingresó a una pasantía en 2004 en la que estudiantes hispanos y afroamericanos ejecutaban distintos roles al interior de bancos importantes. Ella eligió ser becaria en Goldman Sachs y su trabajo impresionó tanto a sus superiores que la invitaron a integrarse de tiempo completo a la compañía cuando concluyera la universidad.
Después de 7 años de haber ingresado a uno de los grupos de banca de inversión más importantes del mundo, esta inmigrante mexicana logró escalar distintas posiciones hasta convertirse en vicepresidente. Paralelamente, en ningún momento durante todos esos años hubo una sola persona que cuestionara la ciudadanía de Julissa.
Más a pesar de la falta de sospechas sobre su situación migratoria, mientras más posiciones escalaba, más angustiada se sentía Julissa Arce ante la posibilidad de ser descubierta. Fue después de la muerte de su padre en 2007, cuandoconsideró la posibilidad de regresar a México y rehacer su vida dejando todas sus preocupaciones atrás. Su novio de ese momento, ciudadano norteamericano, la disuadió de ese plan tan drástico y en su lugar le propuso matrimonio para ayudarla a obtener la ciudadanía.
Para el año 2011, Julissa tenía todo lo que siempre había creído que quería. Era dueña de una green card auténtica y ganaba alrededor de 350,000 dólares al año. Sin embargo, decidió dejar su trabajo en Goldman Sachs para buscar un nuevo camino, y poco después se convirtió en la directora de “Define American”, una asociación sin fines de lucro que busca defender los derechos de los inmigrantes en Estados Unidos y reivindicar sus historias, pues al igual que ella misma, existen muchos indocumentados que podrían lograr cosas impresionantes si sólo se les diera la oportunidad de hacerlo.
Con información de El Financiero, Terra Noticias y Bloomberg Business.
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