Está bien. Ya le renunciaron y no aceptó que lo abandonen. Sabemos que dos, al menos, fueron a tirar la toalla a la Residencia Oficial: Luis Videgaray y Miguel Ángel Osorio Chong. Pueden ser más, no sé, quizás. El periodista Martín Moreno sumaba al hombre del reloj de medio millón de pesos, Alfonso Navarrete Prida; pero él dijo, en una carta a SinEmbargo, que no se quiere ir, y se entiende: en una de esas se cae para arriba: le gusta la silla del Procurador cansado, Jesús Murillo Karam, y para estar en posibilidad se necesita …estar. Ya ven que Alfredo Castillo se fue al limbo y allá sigue.
Los rumores de cambios en el gabinete eran constantes hasta hace unos días. Se dice, por ejemplo, que Murillo Karam prepara maletas a Estados Unidos, a la embajada que dejaría Eduardo Medina Mora si, olvidando que fue uno de los artífices de la guerra contra las drogas que tiene postrado a México hasta hoy, se le designa en la vacante de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Pero más de dos años después, queda claro que el Presidente Enrique Peña Nieto no quiere moverle. ¿Por qué, si al menos tres (Videgaray, Osorio Chong y Murillo Karam) tienen un desgaste pocas veces visto en un funcionario de primer nivel? Buena pregunta.
–Videgaray y Osorio Chong son el gabinete –me dice explica alguien enterado–. Pero, además, ellos designaron a gran parte del gabinete. Entonces, el Presidente depende enteramente de ellos para operar.
Los otros dos equipos poderosos que tienen gabinete son Aurelio Nuño y David López. Con acceso directo al Jefe del Ejecutivo, le hablan al oído. Se dice, sin embargo, que andan del chongo. El primero, Aurelio, ha dicho abiertamente que el Gobierno federal tiene un serio problema para comunicar. Y quien comunica, pues es David. A otros niveles, dentro de la administración, se habla mucho del histérico discurso de comunicación social. Millones y millones de pesos, y el Presidente se deslava y se deslava. Los comunicólogos oficiales dicen que bien podrían tardarse cuatro años más en recomponer su presencia pública y sacarlo del abismo. Cuatro años sin una nueva “casa blanca” o un nuevo “Malinalco” y mucho dinero, más dinero, porque dinero se ha repartido, a pasto, entre los medios oficialistas. Y no se recompone nada.
Ese es el reto: sacar al Presidente del hoyo en cuatro años, que en realidad son tres, porque el último tramo ya no importa (Vicente Fox dixit): el daño estará hecho. Tres años… que en realidad son dos, porque si no se le posiciona en dos, en el tercero menos.
El tema es que cualquier plan que se haga para sacar adelante la imagen del Presidente Peña Nieto, pasa por la revisión del gabinete. Y el gabinete parece intocable (sobre todo los que son el gabinete).
Los que apoyan (desde adentro del gobierno) un movimiento fuerte en el gabinete dicen que si se mantiene la ineficiencia de arriba, estática e intocada, se mantiene la ineficiencia poco más abajo. Ese mismo (el alguien-enterado) me dice que, para citar la ineficiencia durante ciertas discusiones, suele citarse el caso de Hacienda:
–Nadie puede explicarse –me ejemplifica el alguien-enterado–, dentro del gobierno, cómo pudo Pola Strauss, la de Comunicación Social de Hacienda, convertir un paquete de medidas previsoras (el recorte al gasto) en una tragedia económica nacional.
–¿Cómo? –hago como que no entiendo.
–Sí: el recorte es aplaudido en el sector empresarial y financiero por ortodoxo. Duele, pero es previsor: se adelantó a una tragedia. Pero visto en la calle, en la prensa, incluso en los medios más afines al gobierno, ese paquete de medidas suena a una tragedia en sí mismo, no a la medicina contra una tragedia. Y esa fue Pola Strauss. Nadie más que ella.
–¿En serio? –hago como que dudo.
–Claro. Pero nadie está para reclamar: la comunicación en este gobierno es una tragedia.
–¿Entonces? –hago como que no me entero.
–Entonces… el gabinete. Quién sabe si lograrán ya mover a México; pero para sacar al menos al Presidente del hoyo, se requiere mover al gabinete.
–¡Ah! –hago como que me asombro.
***
Está bien. Ya le renunciaron y no aceptó. Pero ahora urgen asesores. Unos que estén pensando, activamente, en cómo revivir todo esto porque si no se revive todo esto, no es sólo el gobierno: somos todos los que nos hundimos con él. Un ejemplo: el tipo de cambio. El peso (y la economía y los empleos) se hunde y la confianza se esfuma. Y eso nos pega a todos.
Urgen asesores, creo, que no estén pensando en cómo sacar centavos de las reformas y de los contratos. Asesores que hagan medianamente viable la administración, carajo, los cuatro años que quedan.
Porque, híjole, a dónde voltees: es un tropiezo tras otro. Con respeto para todos por mi lenguaje de carretonero: pendejada tras pendejada.
A ver, ¿quién le dijo al Presidente que era una buena idea responderle con un berrinche (este es sólo un ejemplo) al Comité de Desapariciones Forzadas de las Naciones Unidas? Primero fue la Secretaría de Gobernación en un comunicado pinchurriento, luego el Secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade. Es tan pueblerina la respuesta que da risa. ¡Asuman que México tiene un problema de seguridad, y comprometan su palabra! ¡Es la ONU hablándole al Gobierno de México, no un pasquín sobornable de Toluca dirigiendo un editorial al gobierno del Estado de México, carajo!
Resumo lo que dijo la ONU en dos frases:
Una: “Cuántas desapariciones forzadas hay [en México], no lo sabemos porque el Estado no ha proporcionado la cifra; pero sabemos que son muchas, demasiadas”. Dos: “El grave caso de los 43 estudiantes sometidos a desaparición forzada en septiembre de 2014 en el estado de Guerrero ilustra los graves desafíos que enfrenta México en materia de prevención, investigación y sanción de las desapariciones forzadas y búsqueda de las personas desaparecidas”.
Y la respuesta de México a la ONU: “Las recomendaciones emitidas por el Comité no reflejan adecuadamente la información presentada por México ni aportan elementos adicionales que refuercen las acciones y compromisos que se llevan a cabo para solventar los retos mencionados”. Prrr.
Ante un informe directo y crudo, basado en realidades que son un innegables, un boletín escrito a tres manos por Cantinflas, la Chimoltrufia y Luis Echeverría. “Como digo una cosa digo otra pero digo que no aporta elementos adicionales etcétera guachanguer para solventar los retos mencionados”. Doble prrr. ¿Qué tipo de respuesta es esa?
Ya no me extiendo. Hasta yo mismo me acabo de dar güeva, leyendo lo anterior. Y lo que sobra, por desgracia, son ejemplos.
Asesores. Al Presidente le urgen asesores de verdad, ya que no piensa mover al gabinete; unos que no estén pensando nada más en cómo centavear; asesores que estén pensando, activamente, en cómo revivir todo esto porque si no se revive todo esto, no es sólo el gobierno: somos todos los que nos hundimos con él.
–¿Entonces? –hago como que no tengo ni idea.
–Pues nada: aguantar.
Pues sí: aguantar.
Ay, pinches mexicanos, neta: aguantan todo.
Esta columna sólo refleja la opinión del autor.
Por: Alejandro Páez Varela
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