El menor ya se encuentra fuera de peligro
El niño perdió la perspectiva del tiempo al estar encerrado, por lo que no sabía cuántos años tenía
Desde el día de su nacimiento hasta el momento que fue rescatado, el niño Antony no salió de su cuarto, ya que estuvo cinco años encerrado, donde muchas veces fue encadenado y sufría maltratos, de acuerdo con la investigación que abrió la Procuraduría capitalina luego de rescatarlo.
Según las indagatorias, el niño ni siquiera puede distinguir entre sus padres biológicos y sus tíos, quienes viven en la misma vivienda de la calle Cabo Catoche, colonia Gabriel Hernández, en Gustavo A. Madero, de la Ciudad de México.
A las cuatro personas les llamaba “papás”, mientras que los verdaderos padres del menor aún no han sido localizados, aunque Antony asegura que su madre se fue a vivir a Acapulco, lo cual molestó a su padre. Además, señalan que el niño perdió la perspectiva del tiempo al estar encerrado, por lo que no sabía cuántos años tenía.
Gracias a una denuncia anónima fue que se logró rescatar al menor, mientras que sus tíos Juan Carlos y Olivia fueron detenidos e imputados por privación ilegal de la libertad, los cuales también son señalados de agredir al niño.
Los vecinos del lugar aseguraron que desconocían de la existencia de este menor, el cual estaba lúcido pero desnutrido y con deshidratación severa. Tenía quemaduras de cigarro en la espalda y un trapo amarrado al cuello, con el cual aparentemente le tapaban la boca cuando lloraba. Por ello fue trasladado a un hospital de Lindavista, en donde ya se encuentra fuera de peligro.
“A ese niño nunca lo vimos, jamás; salían de la casa para llevar a otros dos a la escuela y nada más; es un hecho lamentable, ni a un perro se le tiene amarrado así”, expresó Rafael Ramos en entrevista para el periódico Reforma. “Yo oía llorar a un niño, y se me hacía raro porque veía que en esa casa salían dos niñas a jugar, pero al que lloraba nunca lo vi hasta que nos enteramos de lo que pasaba”.
Además, otra vecina que prefirió omitir su nombre señaló que la “familia es muy mustia, apenas saludaban; supimos que se quedaron sin trabajo por lo que pasó con Luz y Fuerza del Centro, y después ya no supimos a qué se dedicaban, sólo durante la madrugada salían a meter tambos, olía mucho a químico”.
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