Con gases lacrimógenos y balas de caucho, la Policía de Turquía reprimió este viernes la protesta de miles de manifestantes que exigen la dimisión del primer ministro islamista conservador Recep Tayyip Erdogan, a quien acusan de negligencia en el caso del accidente minero en Soma, el pasado martes 13, con saldo de 300 muertos.
La cólera de los manifestantes se exacerbó después de que en la prensa turca circuló una imagen en la que se observa a un asesor de Erdogan dando una patada a un manifestante que había sido inmovilizado en el piso por dos militares.
Las protestas iniciaron el pasado miércoles –un día después de la tragedia– en varias ciudades del país, entre ellas su capital, Ankara, y Estambul, y la visita del primer ministro a Soma generó un gran descontento.
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