Ser indígena es otro de los problemas que enfrentan estas trabajadoras
“Las trabajadoras del hogar son un grupo en situación de vulnerabilidad. Sufren múltiples escenarios de discriminación (xenofobia y racismo) y violencia”, señala una especialista en derecho
En México, 2.3 millones de trabajadoras del hogar remuneradas han enfrentado alguna de las múltiples facetas de la discriminación y la violencia, lo que incluye el hostigamiento sexual.
Sumado a ello, y ya que carecen de un contrato laboral por escrito, hacen jornadas laborales superiores a las que marca la ley y sin recibir paga extra, no cuentan con seguridad social, pensión, vacaciones ni aguinaldo, así lo dio conocer un estudio de la organización Impunidad Cero.
Dicho documento señala que el 81 por ciento de las mujeres que trabaja en esto lo hacen por necesidad económica y otros factores de la pobreza, como la falta de estudios y de oportunidades, así, destaca que el 23.8 por ciento no ha concluido la primaria, de acuerdo con cifras oficiales citadas.
“Las trabajadoras del hogar son un grupo en situación de vulnerabilidad. Sufren múltiples escenarios de discriminación (xenofobia y racismo) y violencia. Enfrentan carencias económicas y factores de pobreza (falta de estudios y oportunidades), así como condiciones de trabajo precarias”, informó la autora del informe, la abogada María Elisa Franco Martín del Campo.
A pesar de esto, el Poder Ejecutivo federal no ha enviado al Senado de la República el convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo para su estudio y posterior aprobación, con el cual se logrará que las empleadas domésticas cuenten con seguridad social, pensión y contratos de trabajo. Otros países de América Latina ya lo han ratificado y tiene fuerza de Ley.
“El problema es que el Ejecutivo federal firmó el convenio 189 desde 2011, pero es fecha que no lo ha mandado al Senado a pesar de que [en diciembre] lo ha exhortado para que lo envíe y pueda estudiarlo”, indicó Martín del Campo.
La especialista en derecho comentó que el trabajo doméstico se lleva a cabo en condiciones de discriminación y precariedad laboral, ya que gracias a los roles de género no se considera como un empleo en sí, sumado a que como se da en el ámbito privado es “invisibilizado e infravalorado”.
“El cuidado de personas, la limpieza y la preparación de alimentos son indispensables para el bienestar de todas las personas y para la preservación de la vida en sociedad, por lo tanto deberían reconocerse y valorarse como tales. Sólo así estaremos en condiciones de garantizar un trabajo decente para las trabajadoras del hogar”, comentó la especialista que anteriormente se desempeñó como jefa de departamento de Empleo y Trabajo en la Dirección General de Transversalización de la Perspectiva de Género del Instituto Nacional de las Mujeres.
Sobre sale que según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el valor económico del trabajo doméstico no remunerado en nuestro país en 2015 fue de 4.4 billones de pesos, lo que representa el 24.2 por ciento del PIB.
Además, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) informó que el 46 por ciento de las trabajadoras del hogar labora más de ocho horas, mientras que un 45 por ciento no cuenta con el derecho a disfrutar de descanso semanal; un 66 por ciento no tiene vacaciones y un 57 por ciento no recibe aguinaldo.
Otro de los problemas que más las afecta, además de la falta de pagos, es la discriminación y la violencia que sufren, lo cual se potencializa gracias a su nivel de pobreza, la edad o de pertenecer a una comunidad indígena. Lo anterior hace que las niñas, las mujeres migrantes y las mujeres indígenas “se encuentran en una situación de especial vulnerabilidad”.
El Conapred indicó que “las personas trabajadoras del hogar sufren discriminación múltiple y también son discriminadas por su apariencia, su edad, su condición socioeconómica, su pertenencia étnica y su orientación sexual”.
También indicaron que las empleadas domésticas migrantes son más vulnerables, ya que al estar en otra ciudad o incluso otro país, desconocen la ciudad en la que viven o el idioma que hablan,
El estudio realizado por el Conapred señala que el 51 por ciento de las trabajadoras del hogar son migrantes internas.
Para María Elisa Franco Martín del Campo la violencia que sufren las mujeres representa una forma de discriminación, y la discriminación contra las mujeres es, a su vez, un tipo de violencia.
“La preocupante situación en la que se encuentran las trabajadoras del hogar se origina en gran medida en los roles de género, pero se mantiene activa sobre todo debido a la ausencia de una legislación adecuada en nuestro país”, criticó.
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