Por: Fernando Ortiz C.
La situación de Siria dentro de lo caótico, comienza a mostrar señales de claridad por más paradójico que parezca. El poder del gobierno de los EE.UU. se demuestra que no es Donald Trump sino los verdaderos dueños del poder son aquellos que no aceptan una derrota en Medio Oriente, o aquellos grupos que buscan apoderarse del botín sirio. Otro conjunto que comienza a poner en su lugar al presidente norteamericano es ese grupo que jamás verá con buenos ojos la unión entre EUA y Rusia.
El movimiento de parte del gobierno norteamericano de lanzar misiles contra la ciudad Idlib parece ser una muestra de quién manda en el país más poderoso, parecería como si los señores de la guerra hayan lanado el mensaje de: Señor Trump si usted quiere seguir siendo presidente y mantener sus intereses personales intactos sea consiente que es un lacayo de aquellos que mueven los hilos del mundo, y usted no es uno de ellos.
Sería descabellado pensar que Trump se aventuraría en realizar un apuñalamiento político contra Vladimir Putin, pero sí podemos pensar que el tema de la intervención rusa en los comicios presidenciales ya costaron puestos políticos y habrá quién estará con la consigna de que el costo político no se deje como algo menor.
El día de ayer Bannon es removido de su cargo, hoy se lanzan misiles; primero se dijo que Rusia y el gobierno de Bashar Al Assad fueron los culpables del uso de gas, luego se cambia la versión, sin olvidar que los portavoces de expandir la noticia de las armas químicas fueron la polémica organización de los cascos blancos, aquella que en repetidas ocasiones se ha vinculado a grupos terroristas.
Al final de todo este conjunto de desinformación, especulaciones, intrigas y demás, el pueblo sirio es quien tiene que soportar y sufrir la lucha de poder que se lleva a cabo en su tierra, ese lugar que Bashar defiende ostentándose como el líder elegido por el pueblo pero que reprime a quien no es su partidario.
Una Rusia que participa en la defensa de ese gobierno legítimo de Bashar Al Asad pues es su último bastión de acceso al mediterráneo y es su apuesta por mantener una hegemonía dentro del actual panorama mundial, importando poco la población de Siria.
Estados Unidos involucrado en todo el proceso del problema sirio, ahora tiene un rostro diferente en la Casa Blanca y aun así su postura frente al conflicto en Siria se vuelve una calca de lo que su antecesor realizó.
Con este sorpresivo movimiento por parte de Trump o de su equipo de asesores, ponen en una aparente situación de jaque al gobierno de Vladimir Putin. Si el jefe del gobierno ruso decide atacar a EE.UU o condenar ese ataque Trump perdería a su gran (y aparente) aliado. Si Putin decide dejar las cosas como están, podría generar una ruptura con el gobierno de Bashar Al Asad, lo cual dejaría vulnerable al ejército sirio, y una caída del actual presidente sería cuestión de tiempo lo cual afectaría en gran medida los interés geoestratégicos y políticos que la Federación Rusa tiene en Siria.
El ejército sirio ha demostrado valentía y poder pero no olvidemos que muchos de sus logros han sido producto de la intervención del ejército ruso que ha hecho frente a los embates de los grupos terroristas.
El mensaje de Trump después de darse a conocer el lanzamiento de los misiles Tomahawk es contundente: “Que todas las naciones civilizadas se sumen a EUA para acabar con matanza en Siria”. ¿Rusia será una de esas naciones civilizadas o se convertirá en una nación barbárica?
La posición que la Unión Europea mostró frente al ataque con gas sarín en la ciudad de Jan Sheijun es controversial, pues sin mayor investigación se abocó en culpar al gobierno de Bashar, a lo cual se sumó el presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan, lo cual genera otra controversia y gran incertidumbre del papel que ahora jugará, o al menor pretende jugar el gobierno turco.
Recordemos que las acusaciones por parte de los EE.UU y la Unión Europea contra Al Asad sobre el uso de armas químicas no es nuevo, desde el 2013 constantemente se acusa al régimen sirio de usar dichas armas en contra de la población, quedando siempre un halo de especulación entre la certeza de dichas afirmaciones.
Lo importante a señalar, y lo preocupante, son los efectos que provocan el uso de armas químicas. Si Rusia, EE.UU o cualquier otro país involucrado acusan a otro, eso pasa a segundo término pues las consecuencias en la población civil son desastrosas, y podemos llegar a decir inhumano. Personas están muriendo a diario y es ahí donde deberíamos enfocar el debate y las acciones del conflicto sirio.
Simplemente resta decir que ningún país merece estar viviendo el infierno en el que se ha convertido Siria. A lo largo de los últimos años las noticias se centran en las ciudades que han sido azotadas por bombardeos, ataques, crímenes y despojos: Damásco, Palmira, Homs, Raqqa, Alepo y ahora Idlib.
Siria, el infierno en la Tierra, niños muriendo, mujeres huyendo y hombres luchando por defender lo que en algún momento pudieron llamar hogar. Que el mundo se apiade de Siria.
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