(01 de diciembre, 2014).- “Tiene que decirse que lo que hoy está pasando acá en México es el dolor de todo el planeta”, indicó Estela de Carlotto, fundadora y presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, organización civil que desde 1976 se ha dedicado a localizar y restituir a sus legítimas familias a niñas y niños secuestrados desaparecidos durante la dictadura militar argentina.
Luego de la reunión sostenida con madres y padres de los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Rural ‘Raúl Isidro Burgos’ de Ayotzinapa, Guerrero, Estela de Carlotto puntualizó en conferencia de prensa la importancia del acompañamiento y de la solidaridad entre sociedades de diferentes países, sobre todo de aquellos en los que se han vivido violaciones a derechos humanos e injusticias sociales por parte de los Estados.
Recordó que desde la década de 1930, año en que nació, diferentes dictaduras se instalaron en América Latina, “con el propósito de desalojar de la casa de gobierno al gobernante elegido por el voto, e instalarse para sus propósitos generalmente económicos; pero estuvimos pasivos, yo no recuerdo marchas –año, tras año cuando fui creciendo–, en las que los familiares de las víctimas de esas dictaduras salieran a reclamar lo que ahora estamos viviendo hoy acá”.
Fue esa generación de madres de los años 70 la que salió a las calles a razón de esa “prensa monopólica que informaba a la población y que desinformaba también, y siempre echaba la culpa de los acontecimientos a las víctimas […] Tenemos que decir que en el 76 sí salimos porque tuvimos consciencia de que estaban secuestrando a nuestros hijos, que estaban tocando lo más sagrado y salimos las mujeres sobre todo, y los hombres nos esperaban por el miedo de que nunca volvieran”.
Pero cuando estos “crímenes aberrantes siguen ocurriendo aun con gobiernos constitucionales elegidos por el voto del pueblo, lo que quiere decir es que estas personas no representan lo que es resguardar la seguridad de sus ciudadanos”, suscribió de Carlotto.
Omar García, vocero del Comité Ejecutivo Estudiantil de la Normal Rural de Ayotzinapa, indicó que la situación ocurrida en Argentina, con respecto a México, “es distinta, (en nuestro país) es más enmascarada, ellos vivieron una dictadura militar, nosotros estamos viviendo otro tipo de dictadura donde todo se enmascara”.
En una llamada democracia en la que “la policía en este momento anda hostigando y amenazando a cualquier estudiante que se solidariza con nosotros, (amedrentando) de que le va a pasar lo mismo que a los 43, ese es un hecho lamentable, esa es la forma de pensar de las autoridades mexicanas”, puntualizó Omar García.
Aunado a la criminalización de la protesta social, “ahora se pretende criminalizar la solidaridad” de las y los jóvenes por unirse a la demanda de la aparición con vida de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala, Guerrero, la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre.
Ante el estigma mediático y social de las y los desaparecidos, Estela de Carlotto mencionó que esa generación de madres, hoy Abuelas de Plaza de Mayo en Argentina, fue la que empezó por desmantelar los prejuicios en contra de las personas víctimas de desaparición forzada. La gente decía se los llevaron “‘porque sus hijos habrán hecho algo, por eso les tocó’, justificando esas muertes y esas desapariciones. (Como movimiento) estamos educando a la sociedad en que estas cosas nos tocan a todos, para que no digan ‘a mí no me tocó’”.
A través de la movilización social es como se han conseguido colocar en Naciones Unidas (ONU) “leyes y convenciones para proteger a las personas de desaparición forzada, hemos conseguido crear bancos de datos genéticos, que acá (México) también se va a tener que hacer en un momento para identificar los restos que van encontrando”, indicó Estela de Carlotto, quien localizó a su nieto hace tres meses, después de casi 40 años.
En los países latinoamericanos “que han sufrido algún agravio”, como Uruguay, Paraguay, Brasil, El Salvador o Chile, entre otros, se torna indispensable “conseguir la memoria con justicia”, dado que ante estos crímenes, “la responsabilidad y el poder lo tiene el Estado gobernante”.
Estela de Carlotto subrayó que los crímenes no se resuelven con medidas y respuestas consoladoras, “hay que resolver las cosas al momento, con profundidad para que no se produzcan nunca más. Hay que dar explicaciones legales, puras y fuertes para que se entienda que esto no tiene que volver a pasar. Sobre todo emprender el camino de la justicia, porque el que comete un crimen es asesino y tiene que ser juzgado y condenado con toda la fuerza de la ley”.
Mario César González, padre del normalista desaparecido César Manuel González Hernández, advirtió que “el gobierno no ha hecho nada por encontrar a nuestros hijos, nada más nos está engañando. Estamos hartos de que a nuestros hijos se los ponga en fosas, que se nos quieran entregar muertos”.
Asimismo, expresó sus dudas sobre la actuación de Enrique Peña Nieto, “por las aberraciones que nos ha hecho pasar, por los dolores que nos ha hecho pasar, por las tres veces que ha matado a nuestros hijos”, así como por la nula respuesta sobre el paradero de los 43 normalistas.
Mario César González denunció la presencia de “infiltrados que el mismo gobierno enmascara y después ellos hacen los destrozos (durante las manifestaciones) y nos echa la culpa a nosotros como revoltosos. Señores, somos unos padres heridos que lo único que queremos es encontrar a nuestros hijos, es lo más preciado que se nos ha dado a nosotros los pobres, nuestros hijos es lo que más adoramos, lo que más amamos y lo que más necesitamos es tener una respuesta. Nosotros no nos vamos a cansar nunca hasta encontrar a nuestros hijos”.
Revolución 3.0
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