(3 de julio, 2014).- El pasado 20 de junio, se publicó un texto con autoría de Ignacio Carvajal, donde se denunciaba que el gobierno del priista Javier Duarte de Ochoa intentaba eliminar los indicios de los muertos en el municipio de Tres Valles; sospechosamente el domingo pasado sufrió el robo de su auto, abriendo así las dudas de una especie de amenaza o intimidación a un comunicador.
Ese texto publicado en el blog Expediente del periodista Luis Velázquez Rivera, fue el primero de dos trabajos periodísticos incomodos para el gobierno local, debido a la forma en que son exhibidos, como en este caso por sus vínculos de poder.
En el segundo, el periodista jarocho narró el hallazgo de los 31 cuerpos que estaban escondidos dentro de un panteón clandestino en el rancho El Diamante, con la complicidad de las autoridades, lo que representaba una de las masacres más escandalosas de los tiempos recientes.
Tal vez por denunciar complicidad de las autoridades para tapar la imperante inseguridad y violencia del estado, fue que a Carvajal le robaron el automóvil con que trabajaba, de la colonia Flores Magón, de la ciudad de Veracruz.
Por medio de las redes sociales, el reportero mexicano publicó el siguiente mensaje: “Me acaban de robar mi coche. Es un Tsuru blanco, con una franja naranja, con logotipos de prensa en las puertas. Dice Diario Liberal del Sur. El robo fue hace unos momentos en Alacio Pérez, entre Gómez Farías y 1° de Mayo en la colonia Flores Magón. Vecinos de la zona confirman haber visto a un sujeto cuando se lo llevaba. Compañeros de las redes, les pido su apoyo. Si lo ven, repórtenlo por favor”.
Esta presunta amenaza a un periodista, ineludiblemente con “el pacto del silencio”, impuesto por la administración de Javier Duarte, mediante el cual se pretende callar a toda la prensa que se decide a publicar notas sobre el clima de inseguridad que desde hace muchos años azota Veracruz, pero que recientemente se ha recrudecido.
Hace poco más de dos años, se vivió la primera acción notable del silencio a los medios de comunicación, pues en la espera de la primera visita de Peña Nieto como Jefe de Estado, para celebrar la promulgación de la Ley Agraria, se produjo un incidente donde un comando armado arrojó 18 cuerpos sin vida en Casas Fantasma, al norte del estado.
A pesar de lo escandaloso del suceso, la prensa local decidió callar, con lo que se inauguró el famoso pacto, impulsado también desde el gobierno federal. Dentro de sus disposiciones, se encuentra las amenazas a reporteros incomodos –las cuales en ocasiones terminaron en muertes-, así como a funcionarios “molestos”.
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