MÉXICO, D.F. (Proceso).- “El país enfermo se murió y hay que aprender a vivir con eso…”.
He aquí el diagnóstico que, en vísperas del Segundo Informe de Gobierno de Enrique Peña Nieto, el sociólogo Armando Bartra realiza sobre el concepto de “nuevo México” inaugurado por el mandatario priista; un país que, a diferencia del de hace un siglo –cuando Villa y Zapata entraron triunfantes a la Ciudad de México–, renuncia a la soberanía y quita al Estado sus funciones sustantivas.
Una vez consumada la aprobación de las llamadas reformas estructurales, el especialista en temas de economía y desarrollo social adscrito a la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco (UAM-X) hace su análisis sobre Peña Nieto y el grupo gobernante:
“Lo primero es definir de quién hablamos. Creo que él es un emblema, una marca, la imagen corporativa de un grupo de intereses que está conduciendo al país. Entonces, cuando yo digo ‘Peña Nieto’ no me refiero a un señor más o menos fotogénico, sino al grupo de intereses que actúa a través de él.”
En segundo término, añade, aun cuando lleva poco menos de dos años de gestión, en realidad sus lineamientos datan de hace más de tres décadas, desde la instauración en el país del régimen neoliberal, y han sido de “un activismo impresionante; una práctica política frenética”.
Pareciera confirmarse, considera, lo que se decía de los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón: “Los priistas saben gobernar”. Y es que contrariamente a aquéllos, éstos ocupan los espacios, hacen iniciativas, saben dominar las palancas y campos que les interesan. Hay una “cierta eficiencia” para sacar adelante lo que se proponen.
Sin embargo, Bartra ve en ello una paradoja, toda vez que los priistas no ocupan los espacios del Estado para instituir un buen gobierno, sino que los están vaciando de contenido. Hace la comparación con un automóvil: los priistas de hoy no tratan de tomar el volante con firmeza; intentan quitarle las ruedas, las bujías, vaciarle la gasolina.
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