Checa la nota que se armó el colaborador de Sopitas @plumasatomicas sobre los pretextos más idiotas con los que funcionarios desviaron dinero público.
Los políticos han encontrado la forma de desangrar el presupuesto por todos, absolutamente todos los mecanismos posibles (para eso sí están creativos).
Según Reforma, secretarías y dependencias gastan en pagar servicios inexistentes, en simular la siembra de árboles y hasta se inventan patrones de beneficiarios y terminan dando subsidios a personas muertas. Así es, no sólo, tenemos un país lleno de árboles, también tenemos un gobierno que se preocupa por las necesidades de los ¿zombies?.
Las irregularidades encontradas por la Auditoría Superior de la Federación en la Cuenta Pública del 2013 (el primer año de gobierno del presidente Peña) contiene todo tipo de casos.
La Auditoría halló mil 798 posibles daños al erario que ya intentó aclarar con cada dependencia pero que…bueno, no han logrado “justificar” satisfactoriamente.
La mayoría de las trácalas son por montos no tan grandes y que podrían pasar inadvertidos ante los 4 billones de pesos que forman el presupuesto nacional… claro que lo que no cuentan los ladrones (por que así se les dice a aquellos que toman lo que no es suyo) es que, si todos roban poquito, juntos roban mucho (y de eso sí podemos darnos cuenta).
Un ejemplo de sus estrategias es esta situación extraña: en el programa Procampo productivo hay 15 mil 544 productores registrados entre edades que van de los 75 a los 113 años de edad…un momento, ¿qué?
La Auditoría pidió comprobar la supervivencia de 200 personas con más de cien años que recibieron en total 424 mil 600 pesos, pero Sagarpa no pudo decir si 101 de ellos estaban vivos o muertos…¡Ah caray! ¿entonces, cómo les dieron el dinero?
También se identificó que se otorgó un millón de pesos a 362 productores de Chihuahua, Durango, Guerrero, Tamaulipas y Chiapas en 2013, pero se comprobó que todos ellos habían muerto en 2011 ¿quién cobró el dinero de toda esta gente?
El programa de pensión para adultos mayores que lleva la Sedesol pagó 2 mil 172 beneficiarios dos veces, pues sus registros estaban duplicados. Eso se tradujo en 4 millones 253 mil pesos que quién sabe quién se quedó.
En Chiapas ocurrió algo todavía peor, pues el programa “Apoyo Mejoramiento de la Vivienda: Letrinas Húmedas” de Sedesol destinó 53 mil pesos para apoyar a tres hogares…. pero a ninguna de las familias se les cumplió debidamente con lo prometido y una ni siquiera recibió la instalación del retrete.
Otro ejemplo es Liconsa, también de la Sedesol, que pagó 10 millones 851 mil pesos a 6 productores de leche de Jalisco bajo el concepto “apoyo para la entrega de leche”… En el contrato del organismo con esos productores, que llevan su leche de Jalisco a la planta industrial de Tlalnepantla, nunca se estipuló ese subsidio o pago y se desconoce por qué se erogó (y quién recibió ese dinero).
También la Secretaría de Comunicaciones y Transportes tiene sus gastos inexplicables, por ejemplo, para construir el libramiento carretero de Tlaxcala se gastaron 3 millones 357 mil pesos en árboles o arbustos de la región, como el cedro y el fresno, así como para plantar pasto y colocar malla, pero sólo hay 53 árboles de los casi 500 que se pagaron y no eran ni siquiera de la altura ni de la especie prometida. No se encontró tampoco el dichoso pasto ni la dichosa malla.
Así, con toda la razón desconfiamos de los programas sociales porque se prestan a que, en vez de que el dinero llegue a la sociedad y la ayude mejorar sus condiciones, se pierda por ahí. ¿Y entonces Auditoría Superior de la Federación, qué procede? Pero eso sí, los partidos políticos quieren atarle las manos a las dependencias para que no puedan castigar la corrupción con la dichosa y mal planeada Ley de Transparencia.
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