Ciudad de México, 28 de agosto (SinEmbargo).- El Plan Frontera Sur del gobierno mexicano para desincentivar el viaje de migrantes centroamericanos a Estados Unidos a través del tren conocido como “La Bestia” sólo ha conseguido aumentar el peligro para los migrantes quienes han empezado a buscar otras rutas más peligrosas y en las que están más expuestos al crimen organizado, advirtieron distintas organizaciones no gubernamentales a la prensa internacional.
Esta semana, el coordinador para la Atención Integral de la Migración en la Frontera Sur, Humberto Mayans, explicó que desde que entró en marcha el proyecto, más de 6 mil personas han dejado de viajar en este tren de carga que atraviesa el país. Dejó en claro que el principal objetivo del programa es “respetar la dignidad” de los migrantes y anunció que las acciones se completarán con el monitoreo vía satélite de la ruta de “La Bestia” y patrullajes constantes para evitar delitos.
“También estamos realizando acciones eficaces contra el crimen, fortaleciendo las tareas de investigación e inteligencia, para desarticular y castigar a las redes de tráfico y trata de personas, así como a las pandillas que atentan contra los derechos de los migrantes”, dijo en un mensaje el pasado martes.
Sin embargo, el programa ha sido ya cuestionado por activistas y los diarios The Washington Post, de Estados Unidos, y El País, de España.
Un reportaje de The Washington Post, asegura que el programa, que consiste en reforzar la vigilancia mexicana en su frontera sur, no ha desincentivado la migración ilegal hacia Estados Unidos, en cambio, sí ha expuesto a quienes buscan cruzar la frontera a mayores peligros, ya que ante las dificultades para abordar “La Bestia”, tienen que viajar por zonas que están bajo el control de los cárteles, que obtienen “jugosas ganancias del negocio de la trata de personas”.
También señalan que la medida le está dejando a los “coyote” más ganancias pues de cobrar una cuota de 5 mil dólares por persona, ahora cobran 7 mil, de los cuáles, cerca de 500 pesos por cabeza son para pagar a oficiales mexicanos que vigilan la frontera sur.
Analistas señalaron a la publicación que el compromiso de México para contar con una la ley de inmigración más dura, reducir la corrupción y garantizar un trato más humano, será fundamental para los esfuerzos de Estados Unidos para disuadir a las familias centroamericanas de cruzar la frontera o enviar a niños solos a su territorio.
Cifras del Instituto Nacional de Migración (INM) señalan que el año pasado México deportó a 86 mil centroamericanos, de los cuales 9 mil 600 eran menores de edad.
LOS NUEVOS PELIGROS
Rubén Figueroa, representante de la organización Movimiento Migrante Mesoamericano, explicó que ante el aumento en la vigilancia a lo largo de la ruta de “La Bestia”, los migrantes han buscado rutas alternas en los estados de Chiapas, Veracruz y Tabasco.
Es el caso de Arriaga, Chiapas, al sureste del país, a 200 kilómetros de la frontera con Guatemala, un punto de partida de “La Bestia”. Según cálculos de Figueroa, de 500 migrantes que abordaban el tren en Arriaga cada día, ahora solo suben 15 ó 20. En Tenosique, Tabasco, el otro punto de partida y a 50 kilómetros de la frontera, de 250 personas ahora se monta apenas una treintena. “Están utilizando rutas mucho más peligrosas y desconocidas. Nuestro trabajo consiste en averiguar cuáles son para hacer la labor de acompañarles”, señaló a el diario español El País.
El presidente de la Casa del Migrante Santa Faustina, en Coatzacoalcos, Veracruz, Germán Guillermo Ramírez Mendoza, advirtió a las autoridades que “no los van a detener nunca [a los migrantes]. Ahora caminan por las vías del tren, lo que es mucho más peligroso.
“Siguen llegando igual. Antes viajaban en grupos de 200, 500 o hasta 800 personas y se podían proteger mejor”, explica Ramírez. “Cuanto menores sean los grupos, más peligros corren”, declaró a El País.
“Les roban, les golpean, caminan cientos de kilómetros, porque ellos creen que allá, en Estados Unidos, se puede hacer algo, que hay todavía hay una oportunidad, que es todavía el mismo país de hace 10 años. Viajan a pie, otros por autobús, se bajan de uno para subirse a otro para que no los vean. Se suben a los montes. Y es el juego con la migra de ‘yo te mando y tú vuelves’. Aquí hay chavos que han pasado hasta cinco o diez veces”, asegura Ramírez. “Y todo por llevar un pan a su mesa”.
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