(24 de agosto, 2014).- La reforma energética fue realizada sin una concepción clara del modelo de desarrollo nacional. Enfocada a favorecer las condiciones de competencia, el nuevo tinglado legal debilitó a Pemex, sometiéndolo a instancias técnicas que se colocan por encima de las instituciones del Estado.
Por si fuera poco, se hizo asumiendo que el petróleo es como cualquier mercancía, por lo que el rezago tecnológico, las preocupaciones geoestratégicas y de seguridad nacional, inherentes al sector, ni siquiera fueron sujetas a discusión.
Las consideraciones anteriores son de Fluvio César Ruiz Alarcón, miembro del Consejo de Administración de Pemex, quien no deja de observar que hay numerosos aspectos positivos en el rediseño del sector. No obstante, advierte, la rapidez en su implementación pone en riesgo el éxito de la reforma.
“No recuerdo ningún país que haya cambiado al mismo tiempo, el sector petrolero y el eléctrico”, observa de entrada. Según él, hecha la reforma, se apresuró la implementación, aun cuando la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) o la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos (ANSIPA) no tienen condiciones de infraestructura ni capital humano para la dimensión de las decisiones que van a tomar.
Ruiz Alarcón es físico por la UNAM, tiene dos maestrías –una en ingeniería petrolera y otra en economía de la energía– y un doctorado en economía del petróleo por la Universidad de París. Por su formación y el tiempo que lleva en Pemex su opinión es singular porque la hace desde adentro.
Ha sido miembro del Consejo de Administración de Pemex desde 2009, posición en la que fue ratificado en 2012. Militó en el Partido Mexicano de los Trabajadores de Heberto Castillo. Critica en entrevista con Proceso “el pudor” de la clase política para asumir posiciones ideológicas lo cual va en detrimento del debate.
Fuente: Revolución 3.0
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