(15 de diciembre, 2014).- El Estado Mexicano demuestra una grave contradicción entre su discurso y sus prácticas cuando se cometen actos de violencia como el ocurrido ayer en Guerrero, aseguró el Centro Tlachinolla de derechos humanos.
Alrededor de las dos de la mañana, estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos se reunieron en la estatua de Nicolás Bravo conocida como “El Caballito”, en Chilpancingo.
El encuentro buscaba terminar con los preparativos para el concierto “Una luz en la oscuridad”, donde participarían diversos grupos musicales, entre ellos Panteón Rococó.
Para resguardar el área donde se realizaría el concierto los estudiantes colocaron vallas; sin embargo, a las 4 de la mañana aparecieron 5 elementos de la Policía Federal en aparente estado de ebriedad, quienes apuntaron con sus armas a los alumnos.
El estudiante Francisco Chalma resultó herido por una piedra que lanzaron los policías, ya en el piso fue pateado por varios elementos.
Tras esa primera agresión, los elementos de la PF entraron al hotel Real del Sur, donde se hospedaban. Momentos después volvieron acompañados por más policías, quienes apuntaron a los estudiantes con sus armas.
Resultado de ese segundo ataque quedaron heridos Miguel Barreto Juárez, Antonio Colón, Rigoberto de Jesús, Francisco Echeverría y Alejandro Espinoza. Los policías se retiraron a bordo de 4 camionetas, relata en un comunicado de prensa el Centro Tlachinolla.
Debido a la agresión de la que eran víctimas los estudiantes, padres de familia y maestros de la CETEG se acercaron al lugar.
Hacia las 6 de la mañana llegaron camionetas y autobuses de la PF, de ellos descendieron los uniformados, quienes lanzaron gas lacrimógeno a los estudiantes, maestros y padres de familia.
De este tercer episodio resultó herido el estudiante de la UNAM y colaborador deRevolución TRESPUNTOCERO Ernesto Cruz, a quien alcanzó un proyectil en la mandíbula, por lo que se fracturó.
Además, fueron hospitalizados Lambertino Cruz Antonio, y Mario César González Cabrera, padres de familias. Así como Manuel Salvador Rosas Zúñiga y Osmín Valdés Hipólito, familiares de los normalistas desaparecidos.
La prensa también fue atacada, tal es el caso de Carlos Alberto Ogaz Torres y Alejandrino González Reyes.
A las 7 de la mañana más estudiantes de la Normal llegaron a bordo de autobuses para auxiliar a sus compañeros, cuando estos descendieron de los vehículos la policía subió a la unidades para golpear a los conductores.
Después de cinco horas se logró dialogar con Espartaco, un comandante de la Policía Federal, quien aseguró que la policía habría de retirarse para que aconteciera el evento cultural.
El relato, contenido en el comunicado de prensa del Centro de derechos humanos de la Montaña, condena enérgicamente los actos de violencia cometidos contra normalistas, familiares de desaparecidos, maestros y periodistas, pues “son una muestra de la brutalidad policíaca y las graves contradicciones entre el discurso y la práctica del Estado mexicano.
Asimismo, el Centro Tlachinolla afirma que no puede considerarse lo ocurrido como un hecho aislado, “pues las agresiones realizadas en tres momentos sucesivos sólo pueden ser planeadas y realizadas en el marco de un operativo policía que tenía el claro propósito de acallar las voces de padres y estudiantes que exigen la presentación con vida de los 42 estudiantes desaparecidos”.
Fuente: Revolución 3.0
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