(21 de septiembre, 2014).- A pesar del catálogo de desastres naturales y ocasionados por la negligencia de los voraces empresarios, que han causado grandes desgracias a los mexicanos y los ha arrastrado a más miseria, Peña sigue en su fiesta de los “cambios estructurales”, presentándolos como la panacea, cuando está por verse si llegan a la práctica. Ha sido cuestionado por los empresarios y los cautivos de los impuestos, por sus irracionales aumentos; por el autoritarismo de Chuayffet que quiere tratar a los profesores como si todos fueran Elba Esther Gordillo, encontrando en la CNTE una pared, mientras la cúpula sindical del SNTE se muestra obsequiosa por la corrupción de la SEP. Y porque Slim, Televisa y Tv-Azteca siguen siendo monopolios disfrazados con la palabrita “preponderantes”; y estos últimos con sus senadores y diputados verdes, azules y tricolores, hacen lo que les viene en gana y pagan conespacios en radio y televisión al espectáculo peñista del “antes y después”, que José Carreño le cantó en la celebración de los 40 años del Fondo de Incultura.
II.- Peña no ha dicho una palabra sobre el genocidio de Larrea ni por los derrames de Pemex, ya vendido a empresarios estadunidenses para que se lleven el energético, a cambio de “modernizar” al país, metiendo a todos al sistema hacendario con el anzuelo de meter a la “formalidad a más de 28 millones de mexicanos” con sus pequeñísimos comercios, que apenas les dan para comer. Se dice que los presidentes de nuestra casi monarquía sexenal, se enteran de la realidad del país por sí mismos, por terceras personas o de plano viven en las nubes. Tal vez hay un poco de las tres hipótesis. Y ya sea que le pregunte a su secretario de Gobernación o tenga otras fuentes, me parece que sabe más o menos lo que pasa aquí abajo. Sobre todo le da por enterarse de lo que dicen las malas lenguas y por eso, David López le pasa la revista Proceso a la par de Contralínea.Aunque sólo las notas felices, censurando la información de periódicos como Reforma y nada de lo que comenta Carmen Aristegui.
III.- Pero subido en su nube, cree que hará historia en el contexto del “antes y después” de Hernán Cortés, del virreinato, de Santa Anna, de su pariente Manuel de la Peña y Peña, de Mariano Arista; del “antes y después” de Miramón, de Maximiliano de Habsburgo, de VictorianoHuerta, de Alemán… hasta llegar a Calderón. Estos también hicieron “historia”. Y en su esquizofrenia política, no suelta sus cambios estructurales que prometen el “cielo y las estrellas”. Entregará el petróleo a Washington para que los estadunidenses rellenen sus pozos vacíos, con la mentira de que bajarán los precios del gas, la gasolina y la electricidad.Lleva dos años festejando sus contrarreformas, que al menostardarán otros seis años para arrojar resultados positivos –si es que los hay–, mientras 70 millones de mexicanos desaprueban su manera de gobernar. Pero nos manda decir que no gobierna para las encuestas. A ver si no le pasa lo que dice José Alfredo, el cantautor guanajuatenses: “me caí de la nube en que andaba, como a 20 mil metros de altura…”.
Fuente: Revolución 3.0
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