Una familia tuvo por 5 años en condiciones de esclavitud a Zurundi, hasta que en abril del año pasado logró escapar de sus captores y comenzó a rehacer su vida para tratar de dejar en el pasado todo el maltrato que había sufrido.
La joven de 23 años se hace llamar “Zunduri”, que significa “niña hermosa” en japonés, y lo adoptó tras recuperar su libertad después del maltrato físico y psicológico que sufrió en un negocio al sur de la capital, donde sus captores la tenían encadenada y a veces sin comida ni agua.
Todo comenzó cuando huyó con su novio a los 17 años, sin embargo su relación no duró mucho y pronto se encontró sin hogar en la Ciudad de México. Sin embargo, una mujer que tenía una tintorería le ofreció trabajo y techo.
Era un negocio familiar. La mamá era la dueña y recibía ayuda del padre. Dos hijas ayudaban de forma ocasional. Había también una hermana de la dueña, con dos hijos.
Zúrindi dijo en entrevista con CNN que al principio la familia la trataba bien e incluso le decía “mamá” a la mujer que le dio cobijo.
Pero las cosas fueron cambiando y comenzaron a dejarle más trabajo, hasta llegar a jornadas laborales de hasta 20 horas. También le fueron disminuyendo la porción de comida que le daban e incluso permaneció hasta 5 días sin probar alimento, por lo que se tuvo que comer hasta una bolsa de plástico para llevarse algo a su estómago y beber agua de las planchas con las que trabajaba.
A la par de estos abusos comenzó la violencia física y psicológica.
“La primera vez que ella me golpea, me agarró a patadas. Entonces ella me dijo: ‘No, es que tu no tienes derecho a decirme nada porque yo soy como una madre para ti y las madres corrigen a sus hijos”, dice Zunduri.
La joven dice que, además de ser víctima de abuso físico, también le lavaron el cerebro. El mensaje siempre era el mismo: ‘Tú no vales nada'”.
“Empezó a envolverme en la cabeza, ‘es que tu mamá no te quiere, es que si tu mamá te quisiera estuviera aquí contigo, si tu mamá te quisiera te hubiera vuelto a recibir. El hombre con el que te fuiste tampoco, no te quiere porque ni siquiera te aguantó, porque no vales como mujer”, dice Zunduri.
Al final terminó con la cadera encadenada para que siguiera trabajando y así estuvo por casi 6 meses. hasta que en abril de 2015 aprovechó que sus captores dejaron un poco floja la cadena y escapó.
Sus captores fueron arrestados y podrían pasar hasta 40 años en prisión.
Ahora ella comenzó de nuevo su vida con más sueños. Quiere estudiar en una escuela de gastronomía para convertirse en repostera y abrir su propia pastelería algún día.
Fuente: CNN
Sé parte de la conversación