Por Manuel Tenedor*
En días pasados un grupo de niños de primaria asistieron a la Cámara de Diputados para participar en el Foro por los Derechos de los Niños en la Ciudad de México. Durante este encuentro, la titular de la Secretaría de Educación de la CDMX, la perredista Alejandra Barrales preguntó a los infantes acerca de cual creen que es la función del gobierno y de los congresistas. Todos exclamaron:“¡Dormir!”.
No podemos culpar a los infantes por creer que los políticos son unos webones sino todo lo contrario. Esto es una prueba de que los niños, pese a su inocencia, si tienen un sentido de la realidad del entorno en donde viven. La propaganda oficialista ha utilizado durante décadas a los niños como un método para justificar malas ideas. El Tratado de Libre Comercio firmado durante el Salinismo aseguraba que lo hacían por el bien de “tus hijos” y los “hijos de nuestros hijos” y prácticamente esa ha sido la misma cantaleta con toda la reformitis durante la época neoliberal de nuestro país que lejos estamos de ser el país que prometían y siguen prometiendo.
Seguramente los anhelos de bienestar del México de hace 24 años eran muy distintos a los alcanzables en la actualidad.
Relacionar la pereza con el ejercicio de la función pública es una de las tantas consecuencias de la eterna corrupción y parece que ni a los funcionarios honestos les importa defenderse de estos estigmas. La pereza intelectual ha resultado más peligrosa que la física. Según la OCDE, México es es el país que más tiempo trabaja y aun así, internamente no podemos borrar por completo el estereotipo del “dormido recargado en un nopal”.
Durante un evento de promoción turística celebrado en Guadalajara, Enrique Peña Nieto se confesó ante el auditorio y recrimino el mal humor social que prevalece en México. Junto a un grupo de niños, EPN se envalentono en el escenario y presumió tener argumentos para decir que seguimos avanzando.
No sabemos si el concepto de “mal humor social” viene de alguna pluma de sus asesores o de su propia creatividad que en muchas ocasiones ha expuesto sus límites intelectuales. Me parece que decir que en México prevalece un “mal humor social” no encaja del todo pero para un Presidente que se atrinchera con empresarios y que en todo momento evita exponerse públicamente, resulta imposible conocer al pueblo.
Si un país sabe cómo tomarse todo a broma y tener buen humor, ese es México. Incluso en ocasiones ese humor es utilizado con exceso para suavizar problemáticas importantes.
Seguramente los argumentos a los que se refiere EPN giran en torno al plano económico, como lo dicta la doctrina que defienden él y casi todo el sistema político mexicano pero los verdaderos retos del país están en la calle. Si hay mal humor social no es porque hayamos perdido la chispa para reirnos pero con tanta deficiencia gubernamental para dignificar la vida de los ciudadanos, la nula voluntad de aplicar justicia y la corrupción empresarial, me parece que al “establishment” les sale barato que sólo prevalezca ese “mal humor social”.
*Twitter: @ManuelTenedor
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