Los mirreyes no tienen dinero: tienen mucho dinero. Y les gusta restregárselo al mundo a través de las redes sociales.
Tienen la vida solucionada. Blancos, mexicanos, veinteañeros, varones, llevan hasta el tercer botón de la camisa desabrochado. Conducen Ferraris 458 Italia o Maseratis Granturismo.
Se hacen llamar los “mirreyes”. Por Mi Rey. Lo de “fresa” ya ha quedado demasiado rancio. Ellas, en un segundo plano, están las “lobukis”.
Con tan sólo 20 años, uno de ellos puede gastar 20 mil dólaresen un casino de Las Vegas. Y luego se sube al jet y vuelve a su mansión de las Lomas de Chapultepec en la CDMX. Al día siguiente, el “mirrey” irá a la universidad en helicóptero.
Se da un fenómeno curioso: la gente no puede dejar de ver sus fotos en yates, en jets privados, en pool parties. De cara a la galería se dice que qué importa la vida de unos niñatos neorricos, habiendo problemas más graves.
Pero en la intimidad se produce una especie de admiración que crece a medida que crece.
Y das click a la siguiente foto de este Tumblr tan maravilloso: una especie de Rich Kids of Instagram, de Dan Bilzerians a la mexicana.
Quieres ver más. En el fondo, te gusta, pero tu moral te dice que no. Que te encantaría estampar la palma de tu mano con sus cinco dedos en esas caras imberbes y decir: “Despierta”.
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