Corrupto y brutal. Leen bien. El diario estadounidense The New York Times, uno de los más influyentes en el mundo, critica al gobierno de Enrique Peña Nieto por haber obstruido el trabajo del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) en la investigación del caso Ayotzinapa.
El diario considera que el informe del grupo evidencia la corrupción y brutalidad del sistema de justicia en el país.
“El domingo pasado, el grupo presentó su segundo informe con su versión final de los hechos. Este no establece de manera concluyente qué les sucedió a los estudiantes. Pero es imposible no interpretarlo como una acusación contra el sistema de justicia mexicano, corrupto y a menudo brutal”, dice el diario.
NYT también se refiere al desdén del gobierno mexicano a la información revelada por el GIEI y cómo sus integrantes fueron objeto de una campaña de desprestigio en diversos medios nacionales.
“En septiembre de 2015, el grupo de expertos publicó un informe en el que afirmaba que había testimonios sobre la presencia de oficiales de la policía federal y el ejército mexicano en el lugar donde se cometió la desaparición forzada. También descartaron la posibilidad de que haya existido un fuego de dimensiones suficientes como para quemar 43 cuerpos en el basurero de Cocula.
En vez de reconocer la importancia de esos hallazgos, el gobierno de México evadió las peticiones de más información y los permisos para interrogar a más testigos que hicieron los expertos. Dos de las investigadoras, Claudia Paz y Paz, exfiscal general de Guatemala, y Ángela Buitrago, una fiscal colombiana, fueron vilipendiadas en la prensa mexicana, lo que el grupo de expertos entendió como una campaña de difamación que se lanzó con la bendición de un gobierno cuya credibilidad erosionaban con sus hallazgos”.
El medio también remarca el hecho de que ningún funcionario del gobierno federal asistió al informe final del GIEI. “Y eso dejó claro que el gobierno mexicano no tiene la voluntad política de reformar las instituciones judiciales. Tampoco la crueldad con la que trata a sus ciudadanos”.
Fuente: The New York Times
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